Alejandro Arestegui

Novedades desde el frente

¿Cómo va la situación militar en la guerra de Ucrania?

Novedades desde el frente
Alejandro Arestegui
01 de marzo del 2024


Hace ya dos años que el mundo libre vio impotente cómo la despótica Rusia realizaba una invasión terrestre masiva a Ucrania. El gigantesco país, con aires de grandeza imperialista, quiso demostrar, mediante una operación especial, que un país que alguna vez estuvo dentro de su órbita no podría salir tan fácilmente de ella. La propaganda rusa en los grandes medios y en redes sociales no nos engañaba: el objetivo de esta invasión era capturar la capital de Kiev en solo tres días y poner a un gobierno pro ruso en lugar de Zelenski. Ahora que ya vamos para dos años de guerra nos hacemos muchas preguntas. Sin embargo, y tal como lo dice el título de esta columna, tenemos novedades desde el frente.

La guerra de Ucrania, sin lugar a duda, ha significado el cambio de paradigma y de muchas creencias sobre la guerra que se tenían hasta ahora. La irrupción de nuevos métodos de combate, ataque, defensa, bombardeos, sabotaje, etc. son la perfecta prueba de que estamos ante una nueva era en cuanto a la guerra se refiere. El que era llamado el segundo ejército más grande y poderoso del mundo se vio frenado por un ejército ucraniano diez veces menor. Cuando las cámaras de seguridad de las ciudades ucranianas pudieron filmar a cientos de tanques y vehículos blindados rusos desfilar por sus calles muchos creyeron que era el fin del gobierno de Zelenski.

Contra todo pronóstico Ucrania pudo resistir e incluso expulsar de gran parte de su territorio a los rusos. Debido a la falta de transparencia en cuanto a cifras solamente se puede hacer un cálculo aproximado de las bajas que han sufrido ambos bandos. Pero sin caer en imprecisiones es indudable que Rusia ha sido la más perjudicada hasta ahora, se habla de entre 80 a 150 mil muertos y el doble de heridos o lisiados. La clara escasez de hombres dentro del ejército ruso hizo que este realizará dos levas de reclutamiento (como en las peores épocas zaristas o soviéticas) e incluso amenazando con ordenar una movilización general de hombres civiles aptos para el combate.

Paralelamente a esto la cantidad de material bélico que ha perdido Rusia es incalculable. Desde aviones y helicópteros hasta tanques, sistemas de misiles e incluso el 30% de la flota rusa del Mar Negro. Todas estas bajas rusas se deben al gran portento, coraje y valor de los ucranianos, pero también gracias a un incuestionable apoyo bélico y económico por parte de los países occidentales. También podemos decir sin ruborizarnos que Ucrania se ha convertido en el campo de prueba de muchas de las armas occidentales (sobre todo las asociadas a la OTAN) las cuales han demostrado su superioridad en el campo por encima de las armas rusas. En esta columna no vamos a tratar de acerca de las sanciones económicas y otros castigos que occidente ha impuesto a Rusia, pues eso es un tema bastante controversial que se podría extender varios párrafos, acá nuestro enfoque es puramente bélico.

Para la mayoría de analistas militares estamos ante un estancamiento del frente. Occidente vendió mediáticamente como contundente a la contraofensiva ucraniana, la cual iba a realizarse en verano de 2023, pero que no obtuvo resultados alentadores. Posteriormente los medios afines al Kremlin me aseguraron que se venía un ataque masivo ruso que iba capturar alguna ciudad importante de Ucrania. Sin embargo, los lacayos de Vladimir Putin mintieron una vez más y Rusia tuvo que conformarse con una pírrica victoria en el pequeño pueblo de Avdeevka, cerca de Donetsk, ciudad ya tomada por los rusos en 2014.

La situación es simple: Rusia ha optado por una guerra de desgaste y va a utilizar todos los hombres y recursos a su disposición para tomar pequeños enclaves ucranianos y forzar una negociación. Por otra parte, Ucrania puede resistir y prepararse para una contraofensiva, pero hoy en día la ayuda occidental que le prometieron no está llegando a tiempo y hay una gran escasez de municiones. A todo esto, se junta que, la ayuda estadounidense prometida está demorando debido a diferencias políticas en las cámaras legislativas norteamericanas. El paquete de ayuda norteamericano para Ucrania es importante ya que esos 60 mil millones de dólares en ayuda le serviría a Ucrania para sostener su esfuerzo de guerra. 

Paralelamente a ello muchos países europeos prometieron cientos de miles de proyectiles de munición para artillería, se dice que hasta ahora no han podido entregar ni la mitad de lo que prometieron. Ucrania todavía tiene que esperar hasta el verano europeo para que les entreguen los cazabombarderos F-16 que se les prometieron. A pesar de haber quintuplicado su producción local de drones ucranianos (fundamentales en esta guerra), la ausencia de apoyo aéreo de calidad impide a Ucrania realizar ofensivas contundentes. Todo esto se suma al suministro que está brindando Irán y Corea del Norte a Rusia no solamente con municiones para artillería, sino con material más sofisticado para elaborar drones de ataque. Esto podría compensarse si occidente brindara más piezas de artillería y misiles antiaéreos para proteger a las ciudades ucranianas de los bombardeos rusos.

Los siguientes meses se antojan clave para el futuro de Ucrania. Estamos completamente conscientes que el esfuerzo de guerra y todo el dinero que occidente pueda aportar a Ucrania proviene de los impuestos y de las aportaciones forzosas que los contribuyentes occidentales realizan a sus estados. Los defensores incondicionales de la ayuda para Ucrania sostienen que este gasto es más una inversión para proteger a occidente de una posible amenaza rusa que involucre directamente a los países occidentales.

Por otra parte, la OTAN se ve muy mermada sin el apoyo económico de Estados Unidos, es imprescindible que continúe el compromiso de ayuda a Ucrania si se quiere que ésta pueda defenderse de los rusos eficazmente. Por otro lado, no se puede esperar a que la economía rusa se desplome, ya que esto podría tardar muchos años. El esfuerzo de guerra ruso es constante y Putin pondrá toda la carne en el asador con tal de lograr un cese al fuego bajo condiciones muy favorables para los rusos y en detrimento de la soberanía territorial ucraniana. Ante esto estamos ante una encrucijada: insistir que los políticos occidentales apoyen a Ucrania usando dinero de los impuestos de los contribuyentes occidentales o dejar a su suerte a Ucrania y que ésta se convierta en el símbolo de la impunidad de los dictadores megalómanos como Vladímir Putin.

Alejandro Arestegui
01 de marzo del 2024

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