Nosotros y ellos

Si algún estudiante de comunicación ha decidido elaborar un trabajo de investigación este año, creo que la comunicación del Estado peruano en el contexto de la pandemia por el coronavirus es un tema a considerar. Toda crisis amerita una estrategia comunicativa que le permita a un Estado cualquiera posicionar los mensajes que considera más relevantes, los que son difundidos por sus principales voceros. Por ejemplo, los ministros y ministras ejercen una vocería permanente, y requieren de los medios de prensa para transmitirlos a la ciudadanía; crean una corriente de opinión pública acerca de las políticas públicas del Estado a su cargo.

Sin embargo, la percepción general es que nuestras autoridades son insensibles; percepción que se afirma más cuando es proyectada por quienes ejercen los cargos más altos en un Estado. ¿Es fortuito que se insista en mensajes que resaltan que los principales responsables de la situación de Lima y Arequipa, entre otras regiones, somos nosotros? ¿Dónde quedó el Estado? ¿Desapareció? ¿Dónde quedaron ellos? 

Desde un enfoque meramente comunicativo podríamos suponer que en un comienzo se partió de la idea de que los servicios de salud del Estado no serían suficientes para atender a la población. Por tanto, antes de reconocer esta realidad –acentuada además por el fracaso en obra social: reconstrucción del norte y hospitales, por ejemplo– , lo mejor era incidir en mensajes donde “el otro” (nosotros, el pueblo peruano) se convierte en el responsable de su realidad. 

Persisten los mensajes con una marcada diferencia entre el ustedes y yo, frente a lo que debería ser “nosotros”, porque una crisis de esta magnitud nos compromete a todos. ¿Alguien se imaginaría a Defensa Civil gritando “es tarea tuya, no nuestra” en lugar de “es tarea de todos”, ante una catástrofe? Sin embargo, los mensajes parecen llegar desde lo alto, como si los dioses hablaran desde el Olimpo y nos apuntaran con el dedo y dijeran: “Tu situación mejorará solo si tú haces lo que debes”. Tú, ustedes; pero nunca nosotros. ¿Malos voceros? ¿Insensibilidades expuestas? ¿La seguridad y el vehículo polarizado hizo que se olviden del peruano de a pie? Una crisis como la actual no solo ha puesto a prueba a nuestras autoridades, sino también la manera en que se comunica.

Por último, no olvidemos que a veces una imagen puede decir más que mil palabras. Como lo sucedido en Arequipa, donde Celia Capira reflejó lo que muchos sentimos en este momento: nosotros no somos ellos. Ellos son un conjunto aparte; un inquilino que se alimenta del huésped, en términos zoológicos.

Animo a cualquiera que se apasione por estos temas a seguir de cerca la comunicación estatal en tiempos de coronavirus. Y que contribuya con su investigación.