No sabes la que se te viene

El presidente del Congreso, Daniel Salaverry, ha ido en contra de casi toda su bancada y sobre todo de la Comisión Permanente (liderada por los naranjas) que en días previos votó a favor de la destitución e inhabilitación del juez César Hinostroza, pero no de que el referido magistrado sea el cabecilla de la organización denominada “Los cuellos blancos”. Más allá de las razones que llevaron a los naranjas, junto al congresista Sheput, a votar a favor o en contra de Hinostroza, es claro que Daniel Salaverry se ha desmarcado de la mayoría congresal, causando en más de uno cierta sorpresa y sospecha.

No sabemos cuál es la estrategia de Salaverry ni de Fuerza Popular, porque no es la primera vez que el presidente del Congreso va en contra de su bancada. Sin embargo, si Salaverry está empezando a jugar su propio juego político, sin la anuencia de la bancada naranja, es claro que las cosas no van bien en Fuerza Popular. Y tendríamos otra crisis que amenazaría su supervivencia.

En apariencia, todo indica que por allí va la cosa; es decir, que Daniel Salaverry ha agarrado viada y está pensando en un juego propio, lejos de los intereses de su bancada. ¿Por qué? Porque solo así se entiende que en las últimas horas algunos congresistas fujimoristas empiecen a deslizar la idea de que Vizcarra cierre el Congreso. En ese contexto, el cierre del Parlamento evitaría que una posible crisis interna (esta vez entre Salaverry y su bancada) se agudice y termine por colapsar a los naranjas.

Si Fuerza Popular continúa de crisis en crisis es obvio que adelgazaría sus posibilidades para el futuro cercano y arriesgaría aún más una posible candidatura de Keiko Fujimori. De ir por la senda de la crisis, Fuerza Popular perdería más apoyos importantes en los bastiones populares, como ha sucedido con la clase media emergente. Ahora podemos decir que Fuerza Popular, de alguna manera u otra, quiso representar a los sectores populares y emergentes que no tenían una nítida representación política. No obstante, aparentemente se quedó a la mitad del camino.

La derecha alrededor del pepekausismo y del establishment antifujimorista no sabe lo que se vendría de ocurrir ello. Por ejemplo, si Fuerza Popular desaparece de los sectores populares es casi seguro que allí se instalaría Gregorio Santos, Antauro Humala o alguna propuesta de derecha de mano dura. El fujimorismo de Fuerza Popular, como antiguamente lo fue el aprismo, es un dique que evita la presencia de actores como Santos y Humala, e impide el desborde popular hacia propuestas de derecha radical.

Si la derecha popular fujimorista desaparece o se adelgaza hasta la mínima expresión, es obvio también que ninguna propuesta miraflorina de derecha liberal podría suplirla, por el clasismo que hoy pervive. En todo caso, los liberales hayekianos y la izquierda miraflorina, que tanto alientan guerras de religiones, tendrán que mirar absortos cuando el goyismo inunde los vastos sectores populares.

De cerrarse el Congreso nadie puede prever lo que vendrá. Todas las experiencias “revolucionarias” partieron de olas de oportunidad, antes de ello hubo siempre un sentido común de “que se vayan todos”.