Iván Arenas

¡No hay oposición al comunismo sin el mundo popular y emergente!

Miles de empresarios y propietarios, pequeños y medianos

¡No hay oposición al comunismo sin el mundo popular y emergente!
Iván Arenas
16 de septiembre del 2021


No obstante las diversas acciones e iniciativas de la oposición democrática, no han sido suficientes frente a la administración Castillo. Y entonces el hombre con el sombrero bambamarquino está allí, tranquilo, a pesar del cúmulo de yerros con decisiones controversiales y hasta nefastas. Con semejantes dislates, algunos completamente adrede, si el gobierno de Castillo, Cerrón, Bellido y Bermejo no ha caído es por las la absoluta responsabilidad de una oposición democrática que avanza sin unidad programática ni ideológica, con cuotas de personalismos; pero además sin incluir dentro de su corpus al mundo popular y la sociedad emergente, a ese otro Perú real de mercados populares y miles de empresarios y propietarios, pequeños y medianos, que se extiende a lo largo y ancho de la patria.

¿Cómo así? Si bien –como decíamos arriba– la oposición democrática al comunismo ha desarrollado diversas acciones e iniciativas, estas solo han trascendido en los sectores mesocráticos tradicionales (de Lima, sobre todo, y algunas ciudades de provincias), con convocatorias masivas sí, pero reducidas y limitadas por los mismos líderes y organizadores, impetuosos pero sin un programa de mínimos acuerdos. El resultado es que, como también dijimos arriba, la administración Castillo mantiene en pie todos sus nombramientos: acusados por terrorismo, apologistas de Sendero y militantes sin la más mínima preparación para la administración eficiente y eficaz del Estado. En suma, se zurran en todo y todos. 

El gran problema en la oposición democrática (que va desde la derecha hasta el centro social demócrata) es que si soslaya y no observa el mundo popular, el mundo de abajo –como decíamos– repleto de mercados emergentes y millones de empresarios y propietarios, no se forjará un bloque sólido ni consolidado, ese lugar importante en el espacio público para hacerle frente a todos los colectivismos. No solo eso, si la oposición democrática, sus líderes y sus partidos no incluyen a las instituciones populares dentro de su renovación ideológica, es casi un hecho que todo lo que se ha construido hasta ahora habrá sido un wishful thinking. Todo lo sólido se desvanece en el aire.

Quizá la única respuesta a la pregunta de por qué hoy Castillo y el colectivismo están al mando del Gobierno es que ellos siempre reconocieron la importancia de las instituciones populares, a la sociología conservadora del Perú popular. Allí están las declaraciones de Castillo contra el aborto y la legalización de la marihuana, entre otras. Mientras la izquierda posmoderna realizaba sus debates a espaldas del Perú popular, Castillo y la autodenominada “izquierda popular” batían el campo y la ciudad. 

La oposición democrática al comunismo, por tanto, debe partir más de la sociología que del evento. Salir de las redes sociales a batir el propio campo, reconociendo que los excluidos, ese mundo popular de empresarios emergentes, deben integrarse en un solo “bloque histórico” contra todo colectivismo. Si no se hace eso, Castillo podría quedarse mucho más tiempo de lo que pensamos.

Iván Arenas
16 de septiembre del 2021

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