Iván Arenas
No hay minería moderna sin respeto a la Constitución
Ejecutivo ha entregado el estratégico corredor minero a las comunidades

Las Bambas, una de las megaoperaciones mineras más importantes del planeta y que representa alrededor del 1% del PBI nacional, no puede llevar el cobre al puerto porque en Espinar algunos comuneros Urinsaya continúan en sus trece y exigen que se les incluya dentro del área de influencia directa de la operación minera, Y no obstante que la referida comunidad se ubica a más de 250 kilómetros de distancia.
Semejante demanda es a juicio de cualquier persona con dos dedos de frente un imposible de cumplir. Una comunidad de influencia directa, según la engorrosa normativa minera, no puede quedar a 250 kilómetros de la unidad minera. Sin embargo, algunos comuneros persisten; de allí los bloqueos y las protestas violentas, a pesar de que estas son ilegales y que el pedido, vale decirlo nuevamente, es alucinante.
El gobierno de Castillo ha entregado todo el estratégico corredor minero a las comunidades y a sus caprichos. La esquizofrenia jurídica es absoluta y la policía no interviene porque ningún oficial se siente con el suficiente respaldo político para hacer cumplir la ley. Vale decir que hacer cumplir la ley y la Constitución no equivale a agudizar el conflicto sino todo lo contrario: a que el Estado vuelva a retomar el control, la paz social y sobre todo eche a andar una estrategia ejecutiva para el cierre de brechas en la zona.
Lo mismo sucede en Moquegua con Cuajone. Cuatro comunidades exigen la titularidad de predios que le pertenecen a la operación minera, a pesar de haber sido adquiridas bajo toda regla y legalidad. El resultado es la paralización de Cuajone.
En Palacio de Gobierno no se quiere reconocer que la minería moderna no puede desarrollarse sin un estado de derecho y el respeto a las leyes y la Constitución. Hoy la minería moderna se desarrolla bajo estándares de clase mundial y del capitalismo más sostenible; sin embargo, en el entorno en el que están reina la anomia, la corrupción y la ineficiencia. En un medio así la minería moderna milagrosamente persiste.
Lo peor de todo es que recién estamos a menos de un año de gobierno de izquierda, y queda por saber cómo nos irá en lo que resta del periodo de gobierno. Pero ya podemos hacer una prospectiva de los escenarios futuros, nada halagüeños a pesar del superciclo del cobre, el metal de la cuarta y quinta revolución industrial.
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