Darío Enríquez

Manipulación galopante en los medios hiperconcentrados

Poderes fácticos se encuentran al borde de un ataque de nervios

Manipulación galopante en los medios hiperconcentrados
Darío Enríquez
24 de octubre del 2018

 

Decía Ayn Rand que cuando uno se encuentra frente a una contradicción o una paradoja, lo que debe hacer es revisar sus premisas. Eso es lo que he tratado de hacer en repetidas oportunidades al apreciar lo que parecen ser una muy bien estructurada campaña de demolición política perpetrada desde la hiperconcentración de medios que encabeza el Grupo El Comercio. Un grupo que cuenta como su mayor accionista al presunto cabecilla de una gran organización criminal que se ha denominado “El club de la construcción”, aunque ha surgido en las últimas semanas otro nombre bastante revelador de las estrechas relaciones que estas organizaciones han tenido, mantenido y aún seguirían entretejiendo con el poder: “Los cuellos blancos de Choquehuanca”.

En esta revisión de premisas, he intentado otorgar el beneficio de la duda a ciudadanos que podrían haber sucumbido a los cantos de sirena de la megacorrupción auriverde, la del socialista Foro de Sao Paulo, el reo en cárcel Lula Da Silva y el conjunto de empresas mercantilistas que servían de brazo financiero al socialimperialismo brasileño, como Odebrecht y otras. Intento imaginar la probabilidad de que todo se trate de un malentendido, que hayamos quebrado abusivamente el principio de presunción de inocencia.

Sin embargo, cuando veo que José Alejandro Graña Miró-Quesada, patriarca del mencionado grupo económico-mediático y presunto jefe del corrupto “Club de la construcción”, ha viajado al extranjero sin que nada ni nadie se lo impida, la verdad que tan ingenuo beneficio de la duda se evapora. Y ningún gran medio de la hiperconcentración publica un hecho tan bochornoso como revelador de la complicidad desde las altas esferas del Gobierno y de parte de la Fiscalía que, como se menciona en audios y videos de “así es la nuez”, estaría bajo control de operadores del Gobierno. Un caso elocuente de la forma como se manipula en el Perú de hoy.

Así, es evidente que existe un enorme y muy eficaz aparato de manipulación mediática de aplicados discípulos de Goebbels. Ellos despliegan innumerables campañas de demolición, desprestigio y demonización contra todo aquel que pretenda siquiera cuestionar su poder. En mi afán de continuar revisando las premisas que sostienen este concepto —plenamente confirmadas con la fuga de Graña y el silencio de los capitostes mediáticos— he encontrado otros dos casos, entre muchos, con los que continuaré ilustrando mi punto.

Por enésima vez, el presidente Vizcarra ataca al nuevo fiscal de la Nación, Pedro Gonzalo Chávarry, y este reacciona revelando mediante un mensaje por Twitter (¡benditas sean las redes sociales!) lo que ningún gran medio de la hiperconcentración había publicado hasta ese momento: existen 46 procesos pendientes contra el presidente Vizcarra, 43 de los cuales corresponden a su actuación como gobernador de la región Moquegua y otros tres al reciente papel que jugara en el fraude de Chinchero. Lo curioso es que al día siguiente, la noticia de la hiperconcentración fue que “Chávarry amenaza a Vizcarra”, o en el mejor de los casos el generoso titular decía “Intercambio entre Vizcarra y Chávarry”, pero ninguno resaltaba la verdadera noticia. ¿Por qué recién nos enteramos de que el presidente en funciones tiene 46 procesos judiciales? ¿Por qué el anterior fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, no hizo nada para dar trámite a esos 46 procesos? Extraño, muy extraño

El premier Villanueva y el presidente Vizcarra mienten en forma abierta, “corrigiendo” la fecha en la que supieron de la fuga de Hinostroza. Una serie de contradicciones revelan que detrás de esa mentira se oculta algo demasiado grande: el hecho de que el mismo Gobierno habría facilitado la fuga. Por eso no dudan en pagar el enorme costo del papelón que hicieron dando una fecha y otra. Pero los grandes medios distraen la atención y tratan de asignar responsabilidades a quienes no controlan ni por asomo el proceso. Es evidente que solo desde el Gobierno se puede conducir la cadena de “errores” que permitieron la fuga. Si fallaba uno de esos elementos, la fuga se truncaba ¿Quién tiene ese poder? Pues no hay otro que el Ejecutivo.

Están muy preocupados. Se niegan a pagar sus culpas por el festín perpetrado en proyectos civiles con la megacorrupta mafia brasilera de Lava Jato, junto a sus secuaces en Perú: Graña y Montero, el “Club de la construcción” y los “Cuellos blancos de Choquehuanca”. Según cálculos conservadores, tal latrocinio compromete proyectos por US$ 150,000 millones en el período 2001-2018. Los operadores de los poderes fácticos se encuentran al borde de la desesperación porque han perdido el control de la Fiscalía de la Nación, instancia en donde se castigará a los megacorruptos. Aún mantendrían el manejo de algunas fiscalías y contarían con el “generoso” apoyo de Gorriti, el ILD y su gente. Quieren tumbarse de cualquier modo a Chávarry, y han perdido todas las formas “elegantes” que solían lucir antaño.

Los poderes fácticos van con todo. Cuentan con que el proceso de lobotomía mediática aplicado en los últimos 18 años siga siendo el soporte de su impune accionar. Atacan y persiguen a la única fuerza política que no ha controlado el Ejecutivo entre 2001 y 2018. No se dan cuenta de que lo único que logran borrando del mapa a actores políticos con arraigo en zonas populares es abrir espacio a los antisistema agresivos y violentos que —como reza el viejo grito de batalla bolchevique— comprarán al por mayor las “sogas” que fabrican esos mismos poderes fácticos. Con esas “sogas”, ellos y sus patrones serán ahorcados. Hagan cola.

¿Kuczynski será canonizado? ¿Villarán se convertirá en la nueva Beatita de Humay? ¿García aparecerá como monaguillo de misa dominical? ¿Tanto demora abrir juicio a Humala y Nadine? ¿Y Toledo, para cuándo?

 

Darío Enríquez
24 de octubre del 2018

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