Carlos Adrianzén
Luz verde en el Congreso
Congresistas no saben qué se necesita para sacar al país de la crisis

En nuestro país la presentación de un nuevo gabinete usualmente tiene un objetivo básico: obtener la luz verde… para gobernar. Esta vez, en el caso del gabinete Cateriano (-Zeballos), nos debe quedar claro que el que ayer se haya otorgado la luz verde congresal –griteríos y arañones afuera– tiene virtualmente un 100% de probabilidad. Lo visto este lunes y sus secuelas tienen básicamente un valor figurativo. Todos los grupos a los que se les otorgó una minibancada saben que (frente a un maltrato a Cateriano) el manejo mediático estatal los convertiría en polvo electoral. A ellos, a sus agrupaciones y a sus aspiraciones en el proceso electrónico del 2021.
La luz verde se logra también por razones coyunturales. Nadie espera iniciativa o lucidez en una burocracia progresista que, desde mucho antes de la caída de Kuczynski, ya daba muestras de opacidad y de un cúmulo de errores. Actualmente, casi nadie en el Congreso parece entender qué se necesita para enrumbar al país hacia una fase de crecimiento; mientras que la mayoría sólo desea –sin oficio ni vocación– hacerse populares a costa de un Ejecutivo cada día más impopular. Solo hasta aquí, la continuación maquillada del vector izquierdistón con Cateriano resulta justamente lo que necesitan.
Y sobre todo lo anterior, la luz verde llega segura porque, sobre la megarrecesión despertada por el shock burocrático del vizcarrato, nos cae ahora un shock externo de proporciones (ante la caída severa del PBI estadounidense) que arrastrará a todos nuestros socios comerciales y posibles inversionistas foráneos (ver figura única). Y este segundo golpe, si bien funge de justificación para cualquier defecto del Ejecutivo, nos atemoriza a todos… y particularmente a los aventureros inexpertos de la plaza Bolívar.
Dada la gráfica conexión entre EE.UU. y China, e independientemente de lo “exprés” que resulte este martes de la luz verde de marras, tanto los efectos de las gestiones de la pandemia cuanto la guerra comercial estadounidense-china, dañarán el panorama por algunos años. Con un incierto desenvolvimiento de cada bloque global, salvo Latinoamérica (para mal). Este daño, contrariamente a lo que se repite, alterará las ofertas del proceso electoral en ciernes con matices ayer impensados. ¿O usted cree que los candidatos Del Solar, Guzmán o Urresti aceptarán que se les ubique como defensores del fracaso vizcarrista? ¿O acaso cómo sus candidatos serviles, en aras de no ser enjuiciado? ¿O creerá usted que los asesores de Alva o Zamora pasarán piola como los novísimos tecnócratas del Frente Amplio o Morado?
Ante el pronunciado derrumbe de la economía local, se requiere gente que entusiasme a los inversionistas ¿Se imagina al versátil curita Arana, al iracundo comandante Urresti, a la colaboradora humalista Mendoza o a la hermana del casamentero Kenyi irradiando confianza o liderazgo en la magnitud requerida? Todo esto teniendo en cuenta que, en su discurso por Fiestas Patrias, el presidente supuestamente saliente se gastó casi todo el recetario de demagogia al paso (solo le faltó ofrecer cosas como un auto eléctrico por ciudadano o pasaportes estadounidenses).
Así las cosas, ¿cree usted que un elector desconcertado en Lima, o en cualquier otra región del país abandonada en la pandemia- se encandilará por más de lo mismo? ¿O justamente –en el momento de votar (si esta elección no resultase manejada al estilo bolivariano)– buscará a alguien que considere confiable; ¿o siquiera lejano al hoy maloliente vizcarrato?
Pobre gabinete. Obtendrá la luz verde para no atreverse a hacer nada relevante en medio de una severa crisis económica.
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