Eduardo Zapata
Los millennials: más cerca de Alejandro, más lejos de Carlomagno
La tercera característica de esta generación

Y llegamos —desde la semiología o teoría general de los signos y desde las neurociencias— a la tercera característica de cómo los “idiotas” de los millennials —y obviamente, los centennials— ven hoy el mundo por influencia de la electronalidad. De cómo lo captan, lo procesan y lo reproducen.
La primera característica era verlo según sus propios intereses. Casi nunca objetivamente. “Sirve o no sirve. Es relevante para mí o no esto que estoy viendo o leyendo”. Adiós, entonces, al mundo de las verdades absolutas.
La segunda característica es la valoración de lo diferente. La novedad. Lo new. Dicho en otros términos, no toleran ser grey sempiterna; no podrían estar atados a un escritorio cumpliendo una rutina. De un tema saltan a otro, se mueven físicamente de modo permanente, no son nada analíticos sino sintéticos. Amantes de lo “vecino” que los atraiga; mucho mejor si no se asemeja a ellos.
Y la tercera característica nos lleva a un ejemplo en la historia. Al gran Alejandro el Magno. Desde que dejó su natal Macedonia y cruzó el Helesponto, hasta llegar a dominar la parte occidental de la India, en solo sus 33 años de vida nunca se preocupó de crear un centro. Él caminaba y caminaba hacia el horizonte indeterminado. Pueblo que dominaba, lo yuxtaponía simplemente a su Imperio. Sin subordinarlos a sus creencias, permitiéndoles sus hábitos y costumbres, unificándolos por vías y obras, y no por la imposición de una idea subordinante.
Carlomagno, en cambio y lo sabemos, pretendía reconstruir el Sacro Imperio Romano. Imponía el cristianismo para todos y la escritura para las clases gobernantes. Y de hecho tenía “un” centro subordinante. Tal es así que se hizo coronar en Roma.
Pues bien, nuestros jóvenes —como Alejandro— no tienen ni buscan centro. No pretenden seguir la ruta de la “extirpación de idolatrías” en nombre de la idea única. Nuestros jóvenes, como Alejandro, caminan y caminan hacia un horizonte indeterminado. Y en ese caminar van yuxtaponiendo —no subordinando— experiencias y conocimientos.
El análisis de las escrituras lo dice. Es con estas tres características que los jóvenes electronales enfrentan, procesan y comprenden lo que es ya su mundo. La electronalidad les ha instalado estas características que constituyen su software, modo de producir/consumir sentido.
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