Eduardo Zapata

Los jóvenes y la política

Interesados solo en movimientos de solidaridad

Los jóvenes y la política
Eduardo Zapata
06 de mayo del 2020


Escándalos políticos, más allá del y con y por el coronavirus, así como pulpitosos discursos moralistas, van signando nuestros tiempos actuales. Día tras día, los medios de comunicación, las encuestadoras y los autodenominados líderes o auscultadores de la opinión pública buscan afirmar una defensa del Gobierno que puede acentuar una confrontación peligrosa para la propia estabilidad democrática. Que –fatalmente y más allá de la voluntad de sus promotores– terminará en reafirmar la opción desesperanzadora : “Hace algo, pero roba” o “No será capaz, pero es honesto”.

Y los estrategas de la comunicación tal vez se sientan momentáneamente satisfechos. ¡Ya la hicimos…! dirán unos; ¡Eso no nos afecta…!, exclamarán los otros. Sin embargo, ocurre que a buena parte de la población, aquella población joven que definitivamente decidirá las cercanas elecciones (si las hubiera), esta alquimia mediático-intelectual-verbal parece más bien serle indiferente. Cierto es que a sus oídos llegarán los ecos de estas campañas, pero –digámoslo claramente– ellos estarán atentos más a los sonidos reales que a las repercusiones que estos tengan o parezcan tener.

Estamos hablando de la generación crecida en Internet. Acostumbrada, entonces, a las propuestas específicas, a lo funcional y a ser –sobre todo– escuchados. No con las luces de los falsos (por electoreros) twitters o facebooks, sino dispuestos a ser persuadidos con propuestas concretas y gratificantes. 

Rolando Arellano, ese sagaz intérprete de los mercados sociales, nos habla del imperio de los estilos de vida. Y subraya el hecho de que los modelos aspiracionales y modernos constituyen ya mayoría sobre los conservadores en el tejido social peruano . Si eso es así –y lo es, precisamente por efectos de la globalización y la electronalidad– ¿cuántos jóvenes peruanos se adscriben aún al estilo de vida conservador? ¿Cuántos de esa gran masa de electores se adscriben a modelos que ya fueron?

Los jóvenes –no entremos aquí en el por qué– se han desentendido de la política tradicional. Sin embargo, y en razón de su propia edad y visión real de futuro, se interesan por la política. Sólo que por una muy distinta a la actual. De hecho, comprobamos a diario que miles de ellos son voluntarios en movimientos de solidaridad social o ambiental. Y miles de ellos buscan también en los submundos urbanos el liderazgo que la política actual les escamotea o –peor aún– les niega.

¿Denominador común de las apetencias de estos jóvenes? Una sociedad moderna y abierta y efectiva con oportunidades, así de simple. ¿Cómo acercarse a ellos? Con seriedad, autenticidad, afecto –mucho– y propuestas viables y verificables. Tan viables como lo está la computadora, al alcance de un clic.

Dejemos, entonces, la palabra falsa, las risitas, las ironías y la permanente siembra de la cultura de la sospecha. Que cada joven se enfrente a los posibles candidatos y que estos los persuadan de que votar por ellos es votar, también, por el futuro de esos jóvenes.

Eduardo Zapata
06 de mayo del 2020

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