Los garantes

Durante la segunda vuelta electoral se realizaron grandes esfuerzos para moderar el discurso o el mensaje que proponía la alternativa del partido político Perú Libre, con el propósito de conquistar un mayor número de votantes a favor de su candidato. 

Los principales responsables de moderar el discurso de quien llegó a sugerir una posible desactivación de la Defensoría del Pueblo, por ejemplo, estuvieron en el ala moderada de la izquierda peruana, la tan conocida y llamada por muchos como “caviares”. Ellos se encargaron de reunir a parte del sector empresarial para amenguar sus temores ante la posibilidad de que se establezca un modelo político y económico similar al de Venezuela, país secuestrado por una dictadura. 

Es posible que una parte de la población se convenciera de esta moderación, creyendo que los caviares actuaban como garantes ante un eventual gobierno de Perú Libre. Hoy, por esas cosas de la política, los vemos a algunos presidiendo cargos de decisión pública. 

Es posible que exista la percepción general de que la influencia o presencia de los llamados caviares en el aparato público sea menor comparada con administraciones anteriores; pero eso podría ser tan relativo como su permanencia en sus puestos. Después de más de quince años dispersos en la administración pública, era de esperar su resistencia a perder el espacio avanzado. 

Algunos voceros políticos de Perú Libre han manifestado que no repetirán la experiencia del expresidente nacionalista, Ollanta Humala –es decir, ellos no se dejarán “caviarizar”–, sino que llevarán su plan de gobierno a la acción. En ese sentido, ¿los garantes acabarán siendo utilizados en una primera etapa por sus primos hermanos ideológicos? 

Los electores no pueden negar la variedad y difusión de información acerca de ambos partidos políticos, tanto sobre Fuerza Popular como de Perú Libre. Información hubo de sobra. Incluso si la oferta de la señal cerrada televisiva podía resultar sesgada para algunos, existían medios alternativos para informarse. Por tanto, resulta poco convincente la supuesta ignorancia de algunos acerca de la oferta electoral de los candidatos.

Mientras los garantes asumen su cuota de poder, he leído con sorpresa la aparición de un sector de electores que se autodenominan como “vigilantes” de sus votos. Lamentaría mucho que terminen convirtiéndose en los “indignados” de siempre. Aunque, tal vez, podrían sumarse a las marchas de miles de ciudadanos que se han manifestado abiertamente en contra de un modelo comunista en el Perú. 

Al encontrarse nuestro país entre dos extremos, por la falta de un fiel de la balanza en la política nacional, el ciudadano tendrá que optar por uno de esos extremos. Quedarse en la mitad del campo de combate no suele ser una decisión muy prudente.

A una semana del inicio de un nuevo capítulo en nuestra historia, creo que las páginas que nos esperan por delante podrían ser las más decisivas para nuestra patria. De los ciudadanos de buen corazón y que comparten los valores de la libertad y la democracia dependerá nuestra suerte.