Arturo Valverde

Los conciertos que me perdí

A propósito del concierto “Soda Stereo: Gracias totales”

Los conciertos que me perdí
Arturo Valverde
05 de marzo del 2020


No fui al concierto de Soda Stereo de esta semana por muchas razones. Pero sí tuve la oportunidad de asistir a la primera noche del concierto “Me verás volver” en Lima, en el año 2007, y hasta ahora debe ser una de los conciertos más grandiosos y espectaculares que he presenciado.

Tenía 23 años y fui acompañado de una maravillosa persona que estuvo a mi lado por más de diez años. Una pena. Se acabó. Estuvimos desde muy temprano aguardando la hora de ingresar al Estadio Nacional; habíamos prescindido del almuerzo, así que no nos quedó otra que merendar unas galletas de soda, gaseosa y unos cigarrillos, mientras esperábamos que autorizaran el ingreso del público.

Una vez adentro, proyectaron una especie de mini historia de un tipo llamado “Sonoman”; de allí, era cuestión de esperar hasta que la banda apareciera en el escenario. Había seguido a Soda Stereo por años. A veces, con un grupo de amigos, intentábamos tocar en la guitarra la emblemática “Cuando pase el temblor”. Teníamos nuestros CD y cassettes, que escuchábamos a todo volumen sentados en la puerta de mi casa, hasta que el vecino llamaba al serenazgo y teníamos que bajarle a la música. 

El estadio estaba repleto. Con las luces apagadas, se destacaba el fulgor de los celulares, como un montón de estrellas en las tribunas. Era espectacular. Gustavo Cerati dio un show inolvidable. Yo sostenía en mis hombros a mi compañera de esa noche, y coreamos todas las canciones. Un repentino calambre que me desequilibró, nos hizo salir entre la multitud y escuchamos las últimas canciones al fondo, junto a los puestos de cerveza. 

Las personas que aman la música, los melómanos, saben lo que significa ver a tus artistas favoritos. Tuve la suerte de ver a Peter Gabriel (quinta fila al escenario), Paul McCartney, Bjork, Oasis, Sting, Spinetta, Roger Waters, Sui Generis, Charly García, Aerosmith y tantos otros. Hasta podría remontarme a la época de la Feria de El Hogar, cuando fuimos a ver a los Enanitos Verdes con un grupo de amigos. 

Pero si pueden imaginarse cuánto representa para un melómano asistir a los conciertos que tanto anhela, ahora traten de imaginar lo mal que se siente uno cuando se pierde un show. Y me he perdido grandes oportunidades, tontamente. Me perdí The Rolling Stone, Radiohead, Robert Plant, Red Hot Chili Peppers y otros cuando estuvieron en Lima. Hasta ahora no me explico qué pasó.

Un melómano se regocija con el recuerdo de los conciertos a los que asistió, se lamenta toda su vida por aquellos que se perdió (¡por qué no fui!) y mantiene la esperanza de que algún día verá a su artista preferido. Por ejemplo, si tuviera la ocasión, me gustaría ver a Bob Dylan. Y si el viaje en el tiempo fuera posible, compraría una entrada para ver a Miles Davis, Pavarotti y muchos otros.

Lo maravilloso del arte es la manera en que una obra puede sobrevivir a su creador. Sucede en la música, el cine, la literatura… en todo el arte. Cuando las cosas se hacen bien, se mantienen en el tiempo. Ser artista es una manera de luchar contra el tiempo y alcanzar la inmortalidad. Es un sueño hermoso que algún día me gustaría abrazar.

Arturo Valverde
05 de marzo del 2020

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