Iván Arenas
¡Libertad para Janine Añez!
Apuntes sobre la politización de la justicia

En uno de los actos de venganza más abyectos y propios del estalinismo, el evismo –que controla las instituciones que administran justicia en Bolivia– mantiene encarcelada a la ex presidenta constitucional Janine Añez, sin razón alguna. Ella es víctima de la politización de la justicia que ha desarrollado el comunismo en Bolivia, que ha degradado y sometido las instituciones, en especial la Fiscalía y el Poder Judicial.
Añez, quien meses atrás fue encarcelada de manera preventiva –mientras se realizaran las “investigaciones” de varias denuncias de la Fiscalía–, continuará por otros seis meses internada en una cárcel sometida a torturas psicológicas. El comunismo, de momento ha logrado torcer la voluntad de Añez, quien días atrás intentó suicidarse, como una manera de escapar del régimen evista que ha logrado construir un aparato siniestro que controla medios de comunicación, fiscales y jueces.
Ahora bien, ¿existen pruebas, evidencias sobre las varias denuncias y acusaciones contra Añez? En absoluto. Por ejemplo, se dice que Añez fue directa responsable y promotora del alzamiento militar contra Evo Morales. No existe ninguna prueba que vincule a Añez con el desacato militar contra Morales. Es más, la hipótesis de golpe de Estado cae en saco roto por la sencilla razón de que Evo Morales tuvo que renunciar en el 2019 como presidente electo, luego que se comprobara el fraude electoral a su favor.
En ese sentido, ante la renuncia de Morales, Janine Añez –de acuerdo a la sucesión republicana– asumió el mando del Ejecutivo, en medio de las protestas generales contra el evismo y el fraude electoral ya cantado. No solo eso, en una decisión absolutamente democrática Añez llamó y convocó a las elecciones –en la que terminaría ganado el MAS sin Evo Morales, sobre todo por el infantilismo divisorio de la oposición– conforme a la ley y renunció a su candidatura legítima y legal. Además, en un acto que demuestra su talante democrático, Añez jamás intentó apoderarse de las instituciones o politizar la justicia, como el comunismo lo ha hecho.
La Fiscalía, parcializada, insiste en acusar a Añez de crímenes contra los derechos humanos y ¡genocidio!, una salvajada que no tiene pies ni cabeza. No solo eso, ¡no han presentado ninguna prueba! de que Añez haya ordenado matar o reprimir las protestas de los partidarios evistas que invadieron, bloquearon carreteras y causaron estragos contra la propiedad pública y privada. No, Añez no es ninguna criminal.
Causa asombro y espanto que la comunidad internacional no haya reaccionado ante las injusticias y vejaciones a la que Añez está sometida por el régimen masista. Es urgente que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la directora de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), Michelle Bachelet, tomen el caso de Añez con celeridad.
Añez no puede seguir en prisión preventiva. Es un abuso judicial descarado y vengativo el evismo, un trato cruel contra un ser humano.
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