Dardo López-Dolz

Latinoamérica en la mira del expansionismo

Con el África ya tomada y Europa invadida

Latinoamérica en la mira del expansionismo
Dardo López-Dolz
13 de noviembre del 2018

 

Nadie en su sano juicio le pediría al mejor arquitecto que le opere una hernia de disco. Ni encomendaría al mejor neurocirujano que diseñe su casa, o al abogado que se ganó fundadamente su confianza profesional, que supervise los cálculos de resistencia de materiales para una millonaria construcción. Resulta sorprendente cuan común es que el éxito real y reconocido en un área específica lleve a personas con inteligencia superior a creer que poseen las habilidades innatas, preparación académica, reflejos, entendimiento y experiencia suficiente para salir airosos en otros campos del accionar humano. Algo así como Messi queriendo ganar el Wimbledon o Novak Djokovic queriendo ser el goleador del Mundial.

El pasado recientísimo de la política peruana está repleto de casos que demuestran cuan errados estuvieron quienes creyeron que habilidades incuestionables en la finanzas, la gestión de intereses o incluso la organización de estructuras partidarias inmensas bastaban y sobraban para ejercer con éxito el poder. Patton conquisto Sicilia, pero fue Eisenhower quien llegó a la presidencia y la ejerció con éxito. Por otro lado el VHS de mejor calidad, es hoy inservible.

Tampoco es inusual leer o escuchar planteamientos ingenuos que, rebosando de buena intención ante amenazas contemporáneas, confíen en reeditar prácticas que funcionaron en otro tiempo, ante otros actores de talla local y frente a otra problemática, en otro mundo no globalizado, en el que teorizando sin data se hacían dogmas. No existía el “tiempo real” y, sobre todo, la dinámica de penetración de potencias lejanas estaba en kindergarten, pero ya aprendieron.

Con ese entusiasmo algunos viejos generales proponen reeditar el Servicio Militar Obligatorio como solución mágica a todos los problemas de inseguridad y falta de civismo. Ellos no se detiene a pensar que así como el poder corruptor del narcotráfico y las actividades sinérgicas de este han penetrado hace rato las FF.AA. y la PNP, casi todas las bandas de asaltantes, Sendero en el VRAEM, el violento etnocacerismo y hasta Hezbollah se han estructurado en torno a contingentes de autodenominados “reservistas”.

Ingenuos empresarios que lograron salir adelante “conversando” con Alan 1.0 u Ollanta, o que vieron a sus predecesores hacerlo con Juan Velasco, se confían en poder reeditarlo a la boliviana, sin percatarse que Bolivia de hoy es el estadío previo (que también vivieron varios ingenuos con Hugo Chávez) al infierno que es esa Siria latinoamericana que es la Venezuela de hoy.

Algunos pocos alcanzamos a ver tempranamente la garra cubana oprimiendo sonriente el cogote y el bolsillo venezolanos. Pudimos así detectar y alertar los primeros intentos de expansión bolivariana. Incluso pocos de los mismos alertamos en solitario que Cuba —con todo su oficio en labores de inteligencia, infiltración y sabotaje— no se explica ni se sustenta sin la presencia de uno o más “clientes” que remplazarán a la URSS desmoronada.

Con el África ya tomada, Europa invadida, en cuidados intensivos y con pronóstico reservado, el campo natural de expansión del poderío ruso, iraní y chino es obviamente latinoamérica. No en vano las tres potencias llevan más de 30 años sembrando e infiltrando. Nadie invierte tantos recursos por tanto tiempo, sin pensar en hacerlos redituar. En el mundo en el que ellos operan no es racional ni inteligente pensar ingenuamente que alguien llegue al poder por casualidad o lo pierda solo por sus propios méritos o falencias, por tangibles que sean unos u otras.

Es ingenuidad costosa aplicar el simplismo del análisis estadounidense a la dinámica política iberoamericana, esperanzándose en que la expansión de la actividad empresarial y la propiedad, junto con la reducción de la pobreza y la amenaza de presión internacional, sean una vacuna eficaz contra un golpe al estilo del siglo XXI. Quienes así piensen debieran recordar que “las circunstancias favorables para un golpe de Estado no son de naturaleza necesariamente política o social y no dependen de la situación general del país” (Técnica del golpe de Estado, Curzio Malaparte, 1931).

 

Dardo López-Dolz
13 de noviembre del 2018

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