Mario Saldaña

Las “razones” de Hitler

Las “razones” de Hitler
Mario Saldaña
07 de mayo del 2015

Sobre la voluntad de diálogo del gobierno en Tía María y la negativa de antimineros.

Recién ayer, y por primera vez, pude escuchar directamente al alcalde provincial de Islay, Richard Hitler Ale Cruz (es su nombre, no es broma) en una conversación (si cabe el término) que, junto a dos colegas, tuvimos con la referida autoridad, vía Radio Capital, tratando de escudriñar por qué se opone al proyecto Tía María.

Precisemos que siendo dicho Alcalde un representante del Estado, igual que otros alcaldes que también se oponen a esta importante inversión minera, no pudo justificar cómo así quienes tienen su misma condición terminan permitiendo (sino promoviendo) actos de vandalismo y violencia que turbas enardecidas, engañadas y acaso financiadas, perpetran contra personas que no se suman a su prédica, contra la propiedad pública o privada, o contra la Policía que es expresión misma de la autoridad. O sea don Hitler no acepta (y tampoco aceptará) que es o puede ser delincuente o cómplice de delincuentes.

Lo anterior, lamentablemente, ha dejado de ser sorpresa; es parte de la anomia ya instalada entre nosotros y de la falta de instituciones; además de expresar descarnadamente la ausencia del principio de autoridad.

A lo que iba. Cuando le pregunté a don Hitler (químico de profesión) por qué se oponía al proyecto, su respuesta fue (trato de interpretar): “porque la población no cree en el estudio de impacto ambiental y exige uno nuevo”. Y porque “no aceptamos una minería de tajo abierto”.

Sobre lo primero, el proyecto ya elaboró 2 estudios y creo, sin temor a equivocarme, que si de salvar la viabilidad de Tía María se trata, podría presentarse uno tercero o, al igual que en Conga, contratar una auditoría internacional con presencia de las ONG que a don Hitler y a sus amigos de Tierra y Libertad, Patria Roja y Movadef le parezcan.

Lo de no aceptar un proyecto a tajo abierto mejor ni tomarlo en cuenta. Las grandes operaciones mineras del mundo, con los mejores estándares de respeto al ambiente son precisamente hechos bajo esa modalidad. Súmese que en el caso de Tía María el proceso de lixiviación que se usaría brinda aún mayores garantías de impactos mínimos, y que ninguna cuenca acuífera se verá afectada porque el agua a usar será tomada del mar y desalinizada.

Lo más elocuente de la conversación con don Hitler fue cuando se le preguntó si pese a todas las mejoras y garantías con Tía María el proyecto debería ejecutarse o no. Su respuesta fue un rotundo NO. Esa es precisamente la actitud de los movimientos anti-mineros: parar todo proyecto formal y de envergadura.

Con lo cual, señor Presidente, señores ministros, no pierdan tiempo. Ningún diálogo logrará concesiones de los anti-mineros. Son dos opciones: O dejar Tía María para la posteridad (caso Conga) o usar legítimamente la fuerza que dan las leyes y la Constitución, en beneficio de su gente, para poner orden y activar un proyecto que ha de beneficiar a casi 30 millones de personas.

 

Por: Mario Saldaña C. (@msaldanac)
07 - May - 2015  

Mario Saldaña
07 de mayo del 2015

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