Victor Robles Sosa

Las percepciones del ministro Albán

Las percepciones del ministro Albán
Victor Robles Sosa
19 de junio del 2014

El gobierno parece perdido frente a la delincuencia

El ministro del Interior, Walter Albán, acaba de informar que el gobierno ha invertido desde el 2011 unos 600 millones de soles en infraestructura y logística policial, más “otros miles de millones” en aumentar las remuneraciones de la policía, con el fin de darle más seguridad a los ciudadanos. Si es así, entonces ¿por qué no mejora nuestro sistema de seguridad ciudadana y crece la delincuencia?

Ni la prensa ni los políticos contradicen al ministro, sino las cifras oficiales: El último Informe Técnico del Instituto Nacional de Estadística (INEI, marzo 2014), basado en la Encuesta Nacional sobre Programas Estratégicos, señala que, en el año 2013, unas 67 mil personas fueron víctimas de la delincuencia. Es decir, que ese año hubo un promedio de 183 víctimas cada día, cifra realmente alarmante y reveladora. No obstante, el doctor Albán considera que el problema se reduce a una percepción errada de la violencia.

La lógica del ministro es preocupante. Tras afirmar que nadie debe “sobredimensionar” el problema de la delincuencia, Albán sostuvo que no tiene sentido que la mayoría de ciudadanos se sienta inseguro cuando solo un 35.5% han sido víctimas del hampa en algún momento, según las estadísticas oficiales. O sea, al ministro le parece ilógico que nos sintamos desprotegidos porque cuatro de cada diez peruanos son víctimas de la delincuencia cada día.

La encuesta del INEI revela además que en el 2013. solamente el 13% de las personas víctimas del hampa denunciaron su caso a la policía, y ésta resolvió solo el 5% de esas denuncias. Además, en los últimos años se han mutiplicado los asesinatos por sicarios y las extorsiones a empresas han sido calculadas en 50 millones de soles al mes. La pregunta emerge sola: ¿Para qué ha servido entonces una inversión tan millonaria en equipamiento y salarios para la policía? El gobierno ha invertido de la peor manera, sin medir ese esfuerzo fiscal por resultados, lo cual es absurdo, por decir lo menos.

De otro lado, las declaraciones del ministro dejan entrever que comete otro error mayor: que el problema que más preocupa al país es un asunto meramente policial, cuando todos sabemos que, por su gravedad, demanda ser encarado en conjunto por la policía, el poder judicial, el ministerio público, el sector Justicia, los servicios de inteligencia, el Congreso de la República y el sistema de gobierno interior que encabeza el doctor Albán.

El desconcierto notorio del titular del Interior, así como la parálisis evidente del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana, y falta de liderazgo en el gobierno para encarar el problema, son señales que nos indican que el gobierno nacionalista camina sin brújula frente a la amenaza creciente del crimen organizado en bandas de secuestradores y sicarios, de traficantes de oro, de madera o de cocaína.

El presidente Ollanta Humala ha demostrado que tiene la voluntad y la decisión de enfrentar el mal, pero lamentablemente ha sido mal asesorado por sus últimos ministros del Interior, quienes, para justificar su incapacidad, han querido reducir un problema real grave a una mera percepción errada. Con esa misma voluntad, el jefe de Estado deberá resolver esta situación convocando a verdaderos especialistas en el tema que le ayuden a diseñar y ejecutar una estrategia integral que nos permita iniciar cuanto antes una cruzada victoriosa contra el hampa, con el respaldo de todo el país.

Por Víctor Robles Sosa

Victor Robles Sosa
19 de junio del 2014

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