Erick Flores

Las lecciones de la revolución

Cuando el ideal se convierten en un simple eslogan

Las lecciones de la revolución
Erick Flores
15 de mayo del 2018

 

La Revolución francesa fue uno de los acontecimientos más importantes en toda la historia de la humanidad. Bajo la idea de la libertad, la igualdad y la fraternidad, los jacobinos —al mando de Robespierre— lograron ponerle fin a la monarquía absoluta de Luis XVI para así dar inicio a un nuevo mundo, un mundo más justo, con más igual y más libertad para todos. Sin embargo, lo que la historia nos muestra a través de la evidencia es que aquel sueño legítimo de una Francia oprimida y con hambre se convirtió en uno de los crímenes históricos más sangrientos de nuestra historia. La toma de la Bastilla, la masacre en la Vandée, el exterminio de los presos políticos a manos de los sans culottes, son solo algunos de los hitos que tuvieron lugar entre 1789 y 1799, los diez años que duró el terror y la brutalidad de la revolución francesa.

¿Pero dónde quedó la libertad, la igualdad y la fraternidad en Francia después de la decapitación del rey? Los hechos demuestran que luego de instaurarse la Asamblea Nacional los ideales que motivaron al pueblo de Francia a rebelarse habían desaparecido. La libertad, la igualdad y la fraternidad,ya no significaban nada; todo se resumía a los caprichos de Robespierre y el directorio revolucionario. La revolución que prometía una vida mejor para la gente se había convertido en algo mucho peor que la monarquía. Los ideales de la libertad, la igualdad y la fraternidad pasaron de ser el elemento central que movilizaba a las masas en contra del rey, a ser un simple eslogan que justificaba el aniquilamiento sistemático de miles y miles de personas.

Habiendo dicho esto, y pese a la historia largamente documentada sobre la Revolución francesa, los ideales que inspiraron el proceso todavía tienen validez, son ideas por las que todavía vale la pena luchar y es imperativo que comprendamos —para no terminar en el desastre en el que terminó Francia— que la libertad debe ser individual, garantizando así que cada persona sea libre de escoger el proyecto de vida que desee tener; que la igualdad debe ser ante la ley, para que la justicia no se preste a los caprichos políticos y no se ejecute a través de lanzas o guillotinas; y que la fraternidad debe ser voluntaria, para que la vida social y las relaciones entre personas sean una alternativa y no una cadena impuesta por el Estado.

Danton, personaje ilustre de Francia y hombre de confianza de Robespierre, decía que: “La revolución es como Saturno, porque devora a sus hijos”. Lo cual terminaría siendo un anuncio profético no solo para él, que fue guillotinado por órdenes del mismo Robespierre, sino también para el mismo padre de la Revolución francesa, que vio su final en julio de 1784, precisamente por el arma que había usado para cobrar la vida de los enemigos de la revolución, la guillotina.

Y quizá esta sea la gran lección que no debemos olvidar sobre las revoluciones, que son procesos políticos que terminan bastante mal si tenemos en cuenta todas las promesas que hacen. Cuando Lenin organizó la revolución de febrero de 1917 para derrocar la Rusia zarista y liberar de la opresión al pueblo, lo que ocurrió luego de que se hiciera con el poder —ocho meses después—, fue monstruoso. Tras años de estar huyendo de la persecución que Chiang Kai-shek le hacía, Mao se hizo con el poder en 1949 y desde ese entonces se convirtió en el responsable de una de las páginas más sangrientas —en dura competencia con Stalin— del siglo XX. Pol Pot, al mando de los Jemeres Rojos, entre 1975 y 1979, acabó con la vida de un tercio de la población de Camboya tras la caída de Nom Pen, en abril de 1975. Y así la historia permite seguir enumerando las revoluciones que se acompañan del terror sistemático que se usa en contra de sus enemigos, y de la retórica política destinada a justificar las masacres, logrando así materializar una agenda política que termina alejándose del ideal mismo de toda revolución, que es el de conseguir una vida mejor para la gente.

 

Erick Flores
15 de mayo del 2018

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