¿Las izquierdas tienen rumbo?

Su objetivo es llegar al poder para eternizarse en él

En el Perú tenemos muchas izquierdas, desde aquellas que consideran que deponer las armas es solo un repliegue táctico para conseguir la libertad de su líder terrorista —y volver a las andadas promoviendo abiertamente el empleo del terror para la captura del poder y la destrucción del estado de derecho— hasta las otras, que se presentan con nuevo membrete y viejas ideas. Lo preocupante es que muchas personas, especialmente los jóvenes —siempre con legítimas ansias de justicia— terminan siendo utilizados por la desinformación reinante y la falta de memoria colectiva. Las izquierdas sí tienen un rumbo: cualquiera que estas sean, su objetivo es llegar al poder para eternizarse en él.

Las izquierdas subversivas están haciendo su trabajo político, infiltrando organizaciones sindicales y populares para aparecer como los auténticos reivindicadores de las causas sociales. Una de las primeras muestras de su poder es la escisión que han promovido en el sindicato magisterial. Por un lado, el SUTEP/Derrama Magisterial, controlado por el Partido Comunista del Perú Patria Roja —que no participa en la huelga de profesores—, y por el otro, el denominado Comité Nacional de Lucha y el Comité de Reorganización y Reorientación (Conare) que, según fuentes gubernamentales, está vinculado a la agrupación terrorista Sendero Luminoso.

¿Cuál es el interés de estos grupos de izquierda de estar siempre presentes en el ámbito educativo? Obviamente relacionarse con niños y jóvenes para adoctrinarlos, manipularlos y recrear la historia de la manera más conveniente a los intereses de la subversión. Recordemos que los hechos de violencia de los años ochenta y principios de los noventa fueron cometidos por jóvenes a quienes se les empleaba como carne de cañón. Ellos, de ser necesario, debían ofrendar sus vidas en nombre de la “revolución” que sus líderes dirigirían.

La misma estrategia del terror de los años ochenta está siendo puesta en práctica. Hoy, la subversión no tiene capacidad organizativa para dar inicio a acciones armadas, pero no ha renunciado a la toma del poder por cualquier medio. Si los jóvenes siguen recibiendo un único discurso político dulcificado, con apariencia de verdad, la subversión del siglo pasado terminará siendo una “lucha social reivindicativa”, cuando sabemos que lo que realmente sucedió fue todo lo contrario: asesinatos, secuestros, robos, extorsiones, destrucción de la propiedad pública y privada. Mayor empobrecimiento del país y mayor atraso, más allá de las incompetencias de los gobiernos de entonces.

Las otras izquierdas son las parlamentarias, siempre dividiéndose y en pugnas constante. Alguna de ellas hasta reivindicando a los subversivos, otras aplaudiendo las atrocidades “bolivarianas”, beneficiándose de la corrupción internacional promovida por quienes hoy se encuentran denunciados, juzgados y sentenciados por los desfalcos llevados en contra de los estados de muchos países de América Latina.

Las izquierdas sí tienen rumbo: 1) La captura del poder por cualquier medio, –incluyendo retomar las acciones subversivas en el mediano plazo; 2) La aniquilación progresiva de la propiedad privada; 3) La destrucción del sistema democrático y de la división de poderes; 4) El establecimiento real de un único partido centralizado que controle las estructuras del Estado, como sucede en Venezuela, siempre manteniendo la apariencia de formalidad democrática; 5) La apropiación ilícita de los recursos del Estado, ergo corrupción.

Harían bien las izquierdas nacionales en distanciarse del dictador caribeño, así como dejar de manipular a la juventud actual.

Guillermo Vidalón del Pino