Raúl Mendoza Cánepa

La vuelta del APRA

El APRA tiene los elementos históricos para trabajar una mística aglutinadora

La vuelta del APRA
Raúl Mendoza Cánepa
17 de abril del 2023


Hoy 17 de abril se recuerda la trágica partida de uno de los políticos más trascendentes de la historia del Perú, Alan García. Dos veces presidente y reivindicado en su segunda gestión por sus extraordinarios resultados: reserva, crecimiento, inversión, reducción de la pobreza. Así como raspo heridas cuando lo digo, igual las raspo al defender la integridad de la Constitución de 1993. Su régimen económico ha sido el paraguas frente a la tentación populista, y sus inteligentes candados han permitido no solo que el sol sea la moneda más poderosa de la región, sino también que Pedro Castillo y Vladimir Cerrón no lograran su asamblea constituyente, una carta pase para el totalitarismo castrochavista.

La propuesta inicial de este artículo era escribir sobre el APRA y su recobrada vigencia, pero era importante la mención. Ahora que el Perú parece ahogarse en el maremágnum de posiciones extremas que manipulan la conciencia del habitante andino, es importante reformular el sistema de partidos con presencias democráticas. Por décadas lo habitual en cualquier pueblo del Perú era encontrar una capilla y un local aprista. 

Aunque bueno fuera un partido liberal con base popular, también es real la importancia del APRA como contrapeso al extremo rojo allá, Perú adentro. Durante el siglo XX el aprismo fue perseguido porque representaba el ascenso de la masa bajo la voz de un líder cuya oratoria reemplazaba a la sibilina de Nicolás de Piérola y cuya imagen llenaría las páginas del siglo: Víctor Raúl Haya de la Torre. La historia del APRA es además la de una evolución desde el radicalismo antiimperialista de los años veinte al equilibrio racionalista del Haya de la madurez, regida por la concepción relativa de la historia. 

Desde mi concepción liberal puede parecer difícil que alguien conciba que asumo como vital la presencia del APRA en la política; pero ya el APRA no es el partido que combatía a la riqueza. Expansiva es la frase que Haya acuñó: "pan con libertad". La misión de un político era poblar y educar, si seguimos a Alberdi o Sarmiento en Argentina. Para Haya era nutrir y libertar, contrario al modelo totalitario de la izquierda peruana.

¿Y por qué la necesidad del APRA? Porque tiene los elementos históricos para trabajar una mística aglutinadora y el paradigma de un fundador que hizo de la política una religión laica; sin dioses, pero con vigor y martirologio, sacrificio, rituales, cantos, símbolos y multitudes que acuden al llamado del maestro.

Quien quiera ser líder en el APRA debe congregar la emoción única de su raíz y ser severo o severa con la disciplina. Haya fue maestro de generaciones desde lo mucho que leyó y desde su ideario. “Lean, estudien, trabajen”, les decía con insistencia a sus seguidores. Era un líder presente.

Que un partido democrático se inscriba, se celebra. Que quien lo lidere en adelante sepa que se penetra en la conciencia de la gente con la mística de un maestro, porque el liderazgo es escuela de política, pero también de vida.

Raúl Mendoza Cánepa
17 de abril del 2023

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