Juan Carlos Valdivia

La vigencia de las razones del oidor

No hay liderazgo ni voluntad política, solo miedo

La vigencia de las razones del oidor
Juan Carlos Valdivia
13 de febrero del 2018

 

No deja de sorprender el entusiasmo del fujimorismo para evitarse los problemas que podría significar el debate del proyecto de ley que reemplace el malhadado Decreto de Urgencia N° 003 - 2017. ¿Por qué complicarse debatiendo un proyecto que puede no gustarle a las constructoras, en especial Odebrecht, cuando Jorge Barata está por declarar ante la justicia peruana? La verdad es que los fujimoristas, que son mayoría en el Congreso, no quieren asumir responsabilidad frente a la complicada situación económica que atraviesan las empresas constructoras, y prefieren que sea el Ejecutivo quien tome las decisiones. En el Parlamento, nadie quiere terminar enfrentado a Odebrecht.

En ese orden de ideas, el fujimorismo parlamentario y el presidente Kuczynski no quieren aparecer enfrentados a las constructoras, a la espera de las declaraciones del mandamás de la constructora brasileña en el Perú. En el caso del primer mandatario, es obvio que su situación débil, y no aclarada, es peligrosa para su permanencia en el cargo. Cualquier dicho o documento que acredite su relación con Odebrecht puede agravar su situación y ser determinante en su futuro inmediato. Pero, ¿por qué el fujimorismo dependiente de Keiko Fujimori hace todo lo posible por no aparecer en la foto? No presenta propuestas, no plantea alternativas, no dice si le parece un proyecto demasiado concesivo o restrictivo; sus observaciones son formales y no de fondo.

La verdad es que —como en el añejo cuento que contara Ricardo Palma— lo que se descubre es la vigencia de las viejas razones del oidor; en otras palabras, el miedo. Nuestros políticos ante una situación que no pueden controlar, actúan guiados por el temor a la reacción de Odebrecht, a través de su funcionario Barata. En el Gobierno se pretende que son los actos de la empresa brasileña —en coordinación supuesta con el fujimorismo parlamentario— los responsables de la delicada situación en que se encuentra el Presidente de la República. Si esto es cierto, entonces el fujimorismo parlamentario conoce bien de los alcances del poder de los brasileños y de sus secretos mejor guardados. Por ello no asumen responsabilidades y prefieren dejar en manos del Ejecutivo la solución a la situación de las empresas constructoras.

Lamentablemente esa es la coyuntura en la que nos encontramos. No hay liderazgo ni voluntad política, lo importante es —guiados por las razones del oidor— salvar el pellejo ante cualquier riesgo. Aquí manda el miedo, el miedo y el miedo.

 

Juan Carlos Valdivia
13 de febrero del 2018

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