Carlos Sotomayor

La verdad de las mentiras

La verdad de las mentiras
Carlos Sotomayor
08 de julio del 2015

Reflexiones acerca del fallo de la Corte IDH sobre la operación Chavín de Huántar.

Decir que la política se ha envilecido es casi una obviedad. Evidencias, como para que no dudemos, aparecen todos los días. Y, sin embargo, no deja de sorprenderme las actitudes de muchos políticos, quienes parecen subestimar la inteligencia de la gente con burdas mentiras e incongruentes argumentos en patéticos esfuerzos por sostenerlas. Y más sorprendente aún la postura de varios periodistas que se encargan de ser solícitas cajas de resonancias de las patrañas de algunos.

Hace poco se conoció el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en contra del Estado Peruano por el tema del conocido operativo Chavin de Huántar. No obstante, desde días antes ya se habían levantado muchas voces disconformes –nuevamente, pues vienen con el mismo discurso desde hace mucho– con lo que podría determinar la CIDH. “Es injusta la persecución que se hace a los comandos”, “La CIDH y los caviares sólo defienden a los terroristas”, vociferan personajes como Antero Flóres Araoz, Rafael Rey, Martha Chávez, sólo por mencionar a los que me vienen a la memoria en rápido cotejo mental.

Todas mentiras, obvio. Mentiras que han vuelto a esgrimir, increíblemente, luego del fallo de la CIHD. Nunca hubo tal persecución a los comandos que actuaron admirablemente en la exitosa operación de rescate en la casa del embajador del Japón tomada por terroristas del MRTA. Y el fallo lo reafirma: el uso de la fuerza por parte del Estado fue legítimo. ¿Los comandos deberían ser premiados, celebrados? Sí, por supuesto. Juan Carlos Tafur planteó en una columna hace un tiempo, por ejemplo, nombrar una avenida en homenaje a los comandos.

Lo que se ha venido sosteniendo, y lo que la CIHD determina en su fallo, es la necesidad que se investigue (y se resuelva) la presunta ejecución extrajudicial del terrorista llamado “Tito” cuando, según testigos, se encontraba rendido. Se dice también que los comandos lo entregaron con vida a un pequeño grupo denominado Los gallinazos. Si usted, amable lector, considera válida la ejecución extrajudicial, mejor no siga leyendo. El Estado –nosotros, finalmente, los que creemos y defendemos las leyes y el orden constitucional– no puede caer en el mismo nivel ilegal y de salvajismo (hablamos de otros casos de torturas y violaciones) de aquellos a quienes combatimos. Todo esto lo dice claramente la sentencia de la CIDH. Y sin embargo, muchos siguen con la misma cantaleta de siempre: “enemigos del Perú, persiguen a los heroicos comandos, defienden a terroristas”. Mentiras que algunos –o varios– colegas periodistas replican, indignados, en las redes sociales. ¿Son tan inocentes o, simplemente, ya poco importan principios como “verdad” y “justicia”?

Por Carlos M. Sotomayor

08 – Jul – 2015

Carlos Sotomayor
08 de julio del 2015

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