La vacancia popular debe ser de abajo a arriba

En los últimos días algunos congresistas han empezado a desarrollar la tesis de una posible vacancia al presidente Castillo. Según los congresistas, la vacancia a Castillo gira en torno a las controvertidas decisiones y nombramientos del propio presidente, que configurarían la incapacidad moral del primer mandatario. Todo ello puede ser cierto; no obstante, para el suscrito el triunfo de una posible vacancia no vendría desde el Congreso ni de la clase política, sino desde los sectores populares. ¿A qué me refiero? Veamos

Una reciente encuesta indica que un buen porcentaje de peruanos aún no ve con buenos ojos la posible vacancia de Castillo, sobre todo en las regiones. En otras palabras y a la luz de los resultados de algunas encuestas, a poco más de 100 días de gobierno, la vacancia aún no tendría la legitimidad suficiente para que sea posible. 

El yerro de la oposición en el Congreso entonces está entonces en impulsar una vacancia desde la clase política y, sobre todo, desde un Parlamento que tiene una baja aprobación. En ese sentido, la única posibilidad para que la vacancia pueda prosperar será desde los sectores populares, de arriba hacia abajo, con la suficiente legitimidad social. 

Hay un detalle que abona la factibilidad de que los sectores populares acepten y legitimen una posible vacancia: otra encuesta también señala que la aprobación de Castillo ha bajado en 19 puntos porcentuales en los sectores D y E. 

Si el país continúa la senda de la polarización y la incertidumbre social y política –que destruye y apaga los motores de la economía y, por ende, la generación de fuentes de trabajo y la reactivación económica– serán los sectores vulnerables y populares los que sientan directamente la crisis. Será entonces solo cuestión de tiempo que la idea de una vacancia al gobierno comunista se acepte sin reparos en el mundo popular y la clase media emergente.

La oposición en el Congreso, entonces, debe desarrollar sus estrategias en la línea de poder representar mejor los intereses de ese mundo popular. El otro camino –es decir, que algunos parlamentarios insistan en una vacancia a Castillo de arriba hacia abajo– será un yerro estratégico. Promover una vacancia solo desde la clase política podría ser un fiasco cuyas consecuencias beneficiarían a Castillo y a toda su administración comunista, que sueña con el cierre del Congreso y busca cualquier motivo para hacerlo.