La OMS y la nueva Estrategia de Salud Mundial

Los delegados de la 77ª Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), realizada del 27 de mayo al 1 de junio del 2024 en Ginebra (Suiza)  aprobaron “una estrategia cuatrienal para la salud de ámbito mundial dotada con us$ 11,100 millones para promover, procurar y proteger la salud y el bienestar de todas las personas, haciendo hincapié en el cambio climático, el envejecimiento, la migración, las amenazas pandémicas y la equidad adaptada a una época marcada por rápidos cambios geopolíticos, científicos y tecnológicos”. Asimismo, la OMS argumentó la inversión durante ese periodo para salvar la vida de 40 millones de vidas humanas y mejorar la salud de 6 000 millones de personas”. Según Nota de Prensa de la OMS “ha obtenido numerosas y sólidas muestras de apoyo, el compromiso de varios países para ser coanfitriones y una serie de promesas iniciales que han generado una dinámica favorable a la culminación de la ronda de inversiones previstas para finales de este año”. En ese sentido, “la 77ª Asamblea Mundial de la Salud, los Estados miembros y la Unión Europea formularon declaraciones de apoyo y asumieron compromisos en materia de financiación”. 

Este acuerdo fue adoptado el 28 de mayo del 2024 mediante el 14º Programa General de Trabajo (14º PGT) para el periodo 2025-2028 y contiene seis objetivos estratégicos. El primero es responder a la creciente amenaza a la salud que supone el cambio climático. Este objetivo responde a que la Organización Mundial de la Salud ha catalogado al “cambio climático como la mayor amenaza para la salud del siglo XXI”. El incremento de las temperaturas medias año tras año tiene consecuencias en los sistemas naturales y en las condiciones económicas y sociales de los habitantes, como, por ejemplo, las olas de calor, los incendios forestales, las inundaciones y las tormentas tropicales, entre otros, que traen consigo, un mayor riesgo de mortalidad y morbilidad con enfermedades transmisibles o nuevas enfermedades conocidas como emergentes, así como, por los efectos directos de los desastres. En ese contexto la intervención en los determinantes sociales de la salud y adecuación de los servicios de salud a las condiciones del cambio climático son esenciales. Si bien es cierto, que el Perú ha avanzado con una serie de normas, aún no se ha logrado abordar el cambio climático en su integridad. Por ejemplo, recién se ha empezado a abordar y gestionar los determinantes sociales de la salud en el marco de la conformación de las Redes Integradas de Salud. 

El segundo objetivo es abordar los determinantes sociales de la salud y las causas profundas de la mala salud y las principales políticas de todos los sectores. Como se puede apreciar, este objetivo estratégico implica un nuevo modelo de gestión sanitaria, que trasciende el paradigma de los factores de riesgo individuales, hacia las “causas de las causas”, que han sido definidos como los determinantes sociales de la salud, pero que engloban a los determinantes políticos, económicos, sociales, culturales y biológicos. En el Perú, se encuentra en pleno proceso de transformación la organización hacia un nuevo modelo de gestión sanitaria que involucra, por un lado, el fortalecimiento de los servicios de salud, mediante la integración clínica del cuidado y la atención de salud, en los establecimientos de salud de 12 y 24 horas, así como, en los hospitales e institutos. Por otro lado, la gestión de los determinantes sociales de salud que cómo requisito previo implica la reestructuración del primer nivel de atención, con una nueva estructura organizacional, así como de los hospitales e institutos. Es un proceso complejo que necesita la adhesión y el acompañamiento de los servidores de los servicios de salud en sus tres niveles. Asimismo, ya se ha avanzado con algunas leyes que han impactado en la gestión de los determinantes sociales de la salud, como, por ejemplo, la de alimentación saludable para disminuir la obesidad, el arroz fortificado para luchar contra la anemia, y la ley de protección contra el sol para evitar el cáncer de piel o la implementación de un profesional de psicología en los colegios para evitar la violencia y el acoso escolar, entre otros aspectos. 

El tercero es la promoción del enfoque de la atención primaria de salud y las capacidades esenciales de los sistemas de salud en pro de la cobertura sanitaria universal. Este objetivo genera cierta ambigüedad debido a que no discierne entre la Atención Primaria de Salud (APS) como estrategia de intervención social en la comunidad, por la comunidad y para la comunidad y la atención primaria que coincide en el Perú con el Primer Nivel de Atención de Salud de la clasificación por complejidad y capacidad resolutiva de los establecimientos de salud. Además, debido a que se ha ligado a las capacidades esenciales de los sistemas de salud para lograr la cobertura sanitaria universal se deduce que se refiere al Primer Nivel de Atención de Salud. Sin embargo, la vigencia en el Perú de la Atención Primaria de Salud (APS) está asegurada en el nuevo modelo de organización sanitaria denominado Redes Integradas de Salud. 

El cuarto objetivo es mejorar la cobertura de los servicios de salud y la protección financiera para abordar la inequidad y las desigualdades de género. Como se puede apreciar, este objetivo redunda con el anterior, ya que la cobertura sanitaria universal implica que toda la población ejerce su derecho a la salud y a la seguridad social, en consecuencia, carece de sentido, insistir en “la inequidad y las desigualdades de género”. Sin embargo, la puntualización lleva a la necesidad de otorgarle prioridad, no solo con relación al financiamiento, sino, también, con más y mejores servicios de salud. 

Los dos últimos objetivos están relacionados con los peligros o amenazas contra el ser humano. En ese contexto, el quinto objetivo es prevenir y mitigar los riesgos para la salud derivados de todos los peligros y prepararse para hacerles frente y el sexto y último objetivo es detectar rápidamente las emergencias sanitarias y darles una respuesta sostenida. En esa línea se insertaron las conversaciones para lograr un acuerdo sobre pandemias, aunque no alcanzó consenso y está pendiente de aprobación, quizá hasta finales del 2024 o incluso hasta el 2025. El Programa General de Trabajo (14º PGT) de la OMS con seis objetivos y 11 100 millones de financiamiento es insuficiente. Es una pequeña parte de lo necesario. Los gobiernos o los Estados tienen una gran tarea.