Alejandro Muñante

La nueva arremetida autoritaria: ¡exprópiese!

La propuesta presidencial de estatizar las clínicas privadas

La nueva arremetida autoritaria: ¡exprópiese!
Alejandro Muñante
25 de junio del 2020


El afán populista del presidente Vizcarra parece alcanzar niveles insospechados. Y no se le ha ocurrido mejor cosa que arremeter contra las clínicas privadas para adueñarse por la fuerza de sus establecimientos si en el plazo de 48 horas no llegan a un acuerdo con el Ejecutivo. Mejor dicho si no aceptan sus acuerdos.

Hay sin embargo algunos errores en la propuesta presidencial. En el mismo artículo que Vizcarra menciona en su "ultimátum", el 70 de la Constitución, se establece claramente que la expropiación no deviene de una orden unilateral del Ejecutivo, sino que se tiene que establecer mediante ley. Es decir, que la ley tiene que pasar por el Congreso y ser aprobado por este como cualquier otra iniciativa legislativa. Además el artículo 82 de la Ley General de Salud, faculta al Ejecutivo, a través del Ministerio de Salud, en mérito de su lucha contra la pandemia, a disponer de todos los recursos médico-asistenciales de los sectores público y privado existentes en todo el país. 

Esta medida puede resultar mucho más costosa de lo que sería afrontar las necesidades en el sector público. Para expropiar no solo se requiere pagar el justiprecio, sino también una generosa indemnización. ¿Adivinan ustedes cuántas clínicas privadas existen en nuestro país, y cuántas de ellas son de gama alta? ¿Y quiénes pagarán todo eso? Sí, nosotros mismos. Y solo para seguir alimentando una gestión que hasta ahora solo ha demostrado ineficiencia en el manejo de la pandemia.

Pero si lo que se quiere es abaratar los costos de atención a los pacientes Covid de bajos recursos en dichos establecimientos privados, fácilmente se pueden plantear diversos tipos de subsidios. Pero estos deben ser productos de un consenso, no de la imposición de una decisión, tal y como ahora pretende hacerlo, al propio estilo del dictador Hugo Chávez. Como todos recordamos, Chávez se paseaba por las calles venezolanas ordenando la expropiación de edificios sin acuerdos previos, solamente ordenando "¡exprópiese!". Y todo por una popularidad que lo llevó a destruir, junto a su pupilo Maduro, la economía de Venezuela.

Como un punto aparte, debo señalar que lo que permitió a nuestra economía salir de la debacle en la que estuvimos inmersos hasta principios de los noventa fue terminar con el afán expropiatorio y el acaparamiento de las empresas estatales, para dar lugar a un mercado más libre y con libertad empresarial. Toda esa prosperidad económica, lograda con tanto esfuerzo, está hoy en peligro de muerte. No solo por el despilfarro de nuestras reservas, en razón de los malos manejos de esta pandemia, sino también por esos oscuros deseos gubernamentales de expropiar negocios privados (por más que estos tengan serios cuestionamientos). Esto significa volver a insistir con aquello que en el pasado ya nos dejó terribles consecuencias. La expropiación marca el derrotero hacia un comunismo desastroso con el que muchos sueñan. ¡Despierta, peruano!

Alejandro Muñante
25 de junio del 2020

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