Manuel Gago

La nefasta influencia de las ONG en los impactos sociales

El invento de las demandas populares

La nefasta influencia de las ONG en los impactos sociales
Manuel Gago
12 de junio del 2024


Poco antes de la caída del muro de Berlín (noviembre de 1989) occidente se planteaba grandes retos, sin Internet ni teléfonos y con tarjetas de créditos de uso limitado. Las entregas de mercadería a domicilio,
door to door o delivery daban sus primeros pasos. El comercio internacional a gran escala era visto como el objetivo mayor. China comenzaba a ejecutar planes de expansión económica. 

Por entonces, las escuelas de negocios enseñaban deontología empresarial. Asumir los impactos sociales era un mandato para los inversionistas. Los negocios, decían –tomando los planteamientos de Peter Drucker (padre de la administración moderna)–, no sobrevivirán en sociedades de menesterosos, hambrientos, enfermos e ignorantes. En el devenir, las necesidades primarias fueron reemplazadas por la misma población influenciada por los cambios. Esas necesidades, repensadas por el humanista Abraham Maslow, iban por el lado del reconocimiento social y la autorrealización individual. Por el lado económico se avizoraba una disminución del poder de las corporaciones frente al ingenio y riesgo individual buscando espacios para competir. 

Los impactos sociales de ese primer mundo también eran asumidos por privados, mediante el auspicio de eventos culturales y deportivos. Contrariamente, las exigencias peruanas, como hasta ahora, son las mismas de siempre: agua potable, redes eléctricas, carreteras, salud, educación, seguridad,… Hasta antes de la aparición de las ONG los partidos políticos interpretaban los sentimientos ciudadanos. 

Por los medios y la sociedad de bienestar, los impactos sociales cambian. La indignación de hoy es hasta por quítame esta paja, distinta a la del joven Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del aprismo. Para él era insostenible emprender retos superiores sin antes educar a la población. La prisa de hoy es vender mucho más, más rápido y al mejor precio, acumular títulos académicos y recorrer el mundo por simple exhibicionismo. La idea es mostrarse guapo. ¿Acaso, entonces, serán postergadas las demandas por justicia y libertades plenas? En este contexto, ¿da igual votar por socialistas o libertarios, por justos o asesinos, por esforzados o populistas?

Sobre responsabilidad social existe mucho verbo y poca acción, por la perniciosa retórica de las ONG. Empresas, instituciones, políticos, autoridades y población aprendieron a evadir las consecuencias de sus actos. Los deberes son abandonados y las normas inventadas por los oenegistas sirven para ahuyentar a la razón y esquivar responsabilidades. Y así también, los impactos sociales dejaron de ser espontáneos. Hoy esas demandas son capitalizadas e inventadas por oenegés y frentes sociales con intencionalidad política. Medio ambiente, ideología de género, derechos humanos y, entre otras, la revaloración de la familia y la fe son sus temas favoritos, que les permite vivir a pierna suelta. 

La destrucción de los partidos políticos sirve para el avance de las oenegés. Demás está hablar sobre los presupuestos millonarios a su disposición, otorgados por financistas, autores de un modelo de control global que se pretende imponer. 

Pero todo estaba cantado. La llamada “miamizacion” de la cultura y la pérdida de la memoria colectiva fueron señaladas antes de la caída del muro de Berlín. Se decía que una cultura universal desplazaría a las locales. La farándula y la exhibición de la privacidad –la sociedad del espectáculo– estarían por encima de los principales intereses nacionales. Y por investigaciones sociológicas se supo que los jóvenes soviéticos olvidaron su pasado. Desconocían las atrocidades cometidas por Stalin. 

Y así, los nuevos intereses y las demandas de los ahora hijos de la prosperidad han sido bastante bien estudiadas y ejecutadas –en su mayoría– por organizaciones sin fines de lucro direccionadas por una batuta bastante conocida: el marxismo del siglo XXI.

Manuel Gago
12 de junio del 2024

NOTICIAS RELACIONADAS >

Ni creatividad ni entendimiento

Columnas

Ni creatividad ni entendimiento

Estuve en Huancayo, en la feria del libro, el mayor acontecimiento cul...

26 de junio
Las izquierdas no están en caída

Columnas

Las izquierdas no están en caída

Progresistas y comunistas saben lo que hacen; y ciertamente cada vez m...

19 de junio
Relojes y publicidad estatal: beneficios indebidos

Columnas

Relojes y publicidad estatal: beneficios indebidos

La presidenta Dina Boluarte ha sido acusada constitucionalmente por Ju...

05 de junio

COMENTARIOS