La minería ilegal y la izquierda antiminera

Estimado lector, cuando el suscrito desarrolla la idea de que existe una izquierda antiminera se refiere a qué hay un grupo político, ideológicamente creyente en la fe del marxismo, en sus diferentes variantes, y que, sobre todo, no cree en la inversión y la propiedad privada. 

Esta izquierda antiminera ha desarrollado, desde hace mucho tiempo, un software para oponerse a la ejecución de los proyectos y operaciones de la minería moderna y formal. Allí sus éxitos como la paralización de Conga y Tia María, amén de otros proyectos.

No obstante, esta izquierda antiminera calla en todos los idiomas cuando de fiscalizar a la minería ilegal se trata. Vale recordar también que minería ilegal y minería no formal no son absolutamente iguales. Hecha la distinción, vale añadir que el movimiento zurdo antiminero, no obstante que también desarrolla las guerras del fin del mundo contra la minería moderna, tiene una actitud compasiva con la minería ilegal que depreda bosques y contamina ríos. 

Por ejemplo, en el corredor vial del sur, donde se ubican las principales operaciones mineras del sur peruano, hay una explosión de mineros ilegales que amenazan incluso los yacimientos mineros cupríferos. Sin embargo el movimiento antiminero de izquierda se ha enfocado en desarrollar “talleres de empoderamiento”, campañas de propaganda, y arma muñecos contra la minería moderna. En Progreso y Haquira, en el mismo corredor vial, hay una economía absolutamente ilícita debido a la minería ilegal; pero las organizaciones no gubernamentales sólo están enfocadas en bloquear y paralizar la continuidad de las operaciones modernas.

Asimismo, se ha fundado, días atrás, una especie de internacional obrera antiminera con el objetivo de fiscalizar las operaciones de la minería en el mundo y sobre todo en Sudamérica. Pero sus dirigentes y sus integrantes reciben más beneficios que en ningún otro sector productivo. Si hay algo que destacar es ese doble rasero de la izquierda antiminera de impugnar y perseguir hasta el infinito a la minería moderna; pero con la minería ilegal es absolutamente endeble y hasta cierto punto contemplativa. 

Hay evidencias de sobra de que quienes combaten día y noche a la minería moderna se ciegan frente a la minería ilegal porque la hacen “gente como nosotros”, una supina ignorancia porque las mafias de minería ilegal se enriquecen gracias a semejante narrativa.

Ahora bien, alrededor del proyecto Conga, en Sorochuco exactamente, las mafias de minería ilegal operan en la absoluta libertad, en tanto que autoridades locales y ronderiles callan. 

Así estamos. Mientras la minería ilegal avanza, el sector antiminero de izquierda asume guerras prolongadas contra la minería moderna que es un motor antipobreza, genera empleos y mejora las condiciones de vida de los ciudadanos.