¡La minería es el pan del Perú, presidente Castillo!

El reciente cambio de ministro en la cartera de Energía y Minas de alguna manera abre nuevas expectativas positivas sobre el presente y futuro de la minería moderna, que ha convertido a nuestro país en un puntal de competitividad a nivel mundial. No obstante de las expectativas sobre la actuación del nuevo titular en el Minem, vale subrayar que las dudas de lo que pretende la administración Castillo siguen vigentes. 

En casi 70 días el anterior ministro Iván Merino y toda la administración Castillo, en un afán de querer descubrir la pólvora, colocó a todo el sector minero en un debate bizantino sobre la denominada rentabilidad social, un criterio que línea a línea ya es cumplido por toda la minería moderna. En esos 70 días, además, la administración Castillo, el ex premier Bellido y sus operadores comunistas han volado la poca institucionalidad lograda durante años por los funcionarios de la PCM y del Minem, al punto que dejaron el Corredor Vial del Sur, acaso la zona cuprífera más importante del Perú, convertido en una pradera de fuego, con conflictos sociales en todas las provincias por donde pasa. 

No se sabe exactamente cuáles serán las prioridades del nuevo ministro ni de la nueva presidenta del Consejo de Ministros, Mirtha Vásquez, una animadora y promotora de los diversos colectivos y organizaciones que se oponen a la minera moderna en Cajamarca. No se sabe además porque la sombra que proyecta este gobierno, luego de lo de Camisea, es que no respeta los compromisos ni acuerdos, justo ahora que la economía nacional necesita reactivación a toda máquina. 

Mientras Bellido se paseaba cual llanero por Chumbivilcas, Chile anunciaba su estrategia minera para el 2050. Producen el 28% de todo el cobre en el mundo (el Perú alrededor de 12%) y si hay algo a lo que le temen es a reducir su cuota planetaria cuando África y Australia empiecen a exportar desde nuevas operaciones. 

El Perú tiene agua, recursos humanos y energía, entre otras riquezas, y es altamente competitivo en el mundo. Pero desafortunadamente tiene un gobierno cegado por su ideología y que en lugar de desarrollar un gran pacto por la minería, con un Estado eficiente y en paz social, ha generado mayor riesgo social. 

Hoy la minería es el pan del Perú, es el sueldo de los obreros, la oportunidad de empresarios comuneros que se han convertido en proveedores de clase mundial. La minería es nuestro más grande motor antipobreza; seguido por la agroexportación, que ha creado islas de productividad semejantes a California e Israel. 

Presidente Castillo, el Perú necesita de la minería moderna y una alianza entre el Estado y las comunidades. El país necesita del capital, y el capitalismo popular hará lo suyo.