Jorge Varela
La dolarización viable y la inviable
El próximo desafío para Milei y Argentina

La dolarización es una de las principales propuestas formuladas por el presidente electo Javier Milei y otros economistas para terminar con el flagelo de la inflación en Argentina, un país castigado por la corrupción y decadencia de las elites. ¿Qué significa dolarizar? La dolarización persigue dar estabilidad económica y poner término a la inflación, pero puede afectar la implementación de políticas monetarias independientes. Es un dilema al que algunos países latinoamericanos se han enfrentado.
Uno de los efectos positivos es que favorece el ingreso de inversión extranjera y el crecimiento económico. Entre las desventajas hay que mencionar que un país dolarizado pierde soberanía monetaria: su banco central no controla la moneda que circula en el territorio.
Todo comenzó con Juan Domingo Perón
Para el economista Fausto Spotorno, director de la Escuela de Negocios de la UADE (Universidad Argentina de la Empresa), todo comenzó en el gobierno de Juan Domingo Perón con la nacionalización del Banco Central. "A partir de 1946, exactamente el mismo año que se nacionaliza el Banco Central, aparece la inflación: 26% ese año y no ha parado hasta que se llega a una hiperinflación en 1989", según precisa. Tras esta crisis de 1989 se adoptó la convertibilidad al disponerse que 1 peso valía 1 dólar. Esta luna de miel con el dólar terminó en diciembre de 2001, fecha en que los ahorros en dólares fueron confiscados por el Estado y devueltos en pesos mediante el famoso “corralito" (gobierno de Fernando de la Rúa).
Respecto al factor inflacionario, Spotorno dice que "el dólar es el instrumento que el argentino usa para combatir la inflación, para enfrentar la histórica destrucción del peso… que no es de ahora, tiene 80 años" (Matías Zibell. BBC News Mundo, 2 de noviembre de 2023).
La obsesión argentina por el dólar
Para la socióloga Mariana Luzzi hay dos explicaciones acerca de esta obsesión con el dólar: una lo atribuye al efecto de la inflación persistente y la otra a su presente condición de economía periférica. Esta segunda alude a que el país "genera a través de la exportación de productos y servicios menos dólares de los que necesita para importar bienes y servicios”. Una situación que empeora cuando se contrae más deuda externa, "porque a cualquier salida de dólares… hay que sumarle los dólares que se necesitan para pagar la deuda que se contrajo” (Mariana Luzzi y Ariel Wilkis en su libro El dólar. Historia de una moneda argentina).
Mariana Luzzi indica que aunque Argentina ya tenía inflación desde mediados del siglo pasado, ello no significó que la gente comenzara inmediatamente a comprar dólares; hizo falta, según dice, un proceso "de familiarización”.
La experta agrega que la divisa estadounidense se convirtió en noticia en enero de 1959 cuando el presidente Arturo Frondizi lanzó su plan de estabilización. "Desde el 31 (primera regulación del mercado cambiario argentino) hasta el 59, la discusión acerca de si el Estado tiene que intervenir en el mercado de cambios… es una discusión propia de expertos en economía, de exportadores e importadores, pero no es una discusión de agenda pública", explica.
Es desde 1959, en medio del debate sobre la inflación pero también sobre la apertura al capital internacional y las inversiones extranjeras, que se produce un proceso de popularización del dólar, que a partir de ese momento no hizo sino aumentar.
El planteamiento de Javier Milei
Milei afirma que en Argentina la demanda de dinero es bimonetaria. “Los argentinos demandan pesos solo como medio general de intercambio para comprar bienes y servicios en el cortísimo plazo, y ´corren´ detrás del dólar para usarlo como reserva de valor y preservar su poder adquisitivo… El ahorro en dólares es el mecanismo de defensa… (opera) como salvoconducto ante la violencia del Estado, su clase política y un BCRA (Banco Central de la República Argentina) cooptado que solo nos puede conducir al empobrecimiento”.
Según Milei la Escuela de Chicago al abogar por un modelo financiero bajo tutela del banco central, ha fijado el foco de atención en el control por parte del gobierno sobre la cantidad de dinero en circulación y su valor. Se trata de un modelo monetario que sigue dándole poder al Estado para falsificar dinero desde el banco central y con ello estafar a la población mediante una política monetaria basada en la inflación.
Ante la pregunta si el BCRA debería dejar o no de existir, plantea que “el BCRA ya debería haber sido cerrado, en especial, por el desastre inflacionario que se tradujo en menor crecimiento y mayores niveles de pobreza e indigencia. (Milei y Diego Giacomini. Libertad, libertad, libertad, para romper las cadenas que no nos dejan crecer. Galerna, Buenos Aires, 2022).
Otros dos destacados economistas, Emilio Ocampo y Nicolás Cachanosky, sostienen que Argentina ha agotado las opciones para superar la crisis que agobia a los pobres y a los sectores medios. En un libro del que son autores indagan sobre las causas y efectos del pasado inflacionario y analizan además la experiencia de países que optaron por abandonar su signo monetario (“Dolarización una solución para Argentina”).
La dolarización requeriría convertir toda la base monetaria de pesos a dólares –el dinero circulante más los depósitos en los bancos– y los pasivos remunerados del Banco Central de la República de Argentina (BCRA). El tipo de cambio de conversión resultaría de la división entre los pesos que hay en la economía y los dólares que quedan en las reservas de dicho organismo rector. (emol.com, 20 de mayo de 2023)
Recesión y parada repentina
Iván Werning, economista argentino situado en una posición discrepante, ha advertido que la dolarización propuesta por Javier Milei no es la adecuada para el desarrollo argentino. (“Dollarization dynamics”, paper elaborado junto a otros dos coautores: Tomás Caravello y Pedro Martínez-Bruera, Massachusetts Institute of Technology (MIT))
Una dolarización en el actual contexto de falta de divisas llevaría a la economía a una recesión en una primera instancia, incluso si se permite que los precios y los salarios se ajusten de forma flexible en función del impacto. Más allá de que pudiera venir una repentina recuperación de la actividad, el destino inevitable resulta ser el estado estacionario. Es decir, un enfriamiento de la economía sin crecimiento alguno.
También se refieren a ciertos costos habituales: como la pérdida de independencia de la política monetaria. “El costo de perder una política monetaria independiente es esencialmente el de un régimen de cambio fijo o unión monetaria”.
Concluyen que sobre la base de “un modelo macromonetario de economía abierta”, una dolarización con escasez de dólares provocaría un sudden stop, un concepto que significa: “No es la velocidad lo que mata, es la parada repentina” (Werning y autores citados, Noticias.perfil.com, 13 de junio de 2023).
Otros enfoques
A juicio de Felipe Larraín, ex ministro de Hacienda de Chile (seguidor de la Escuela de Chicago), “es muy difícil que Milei dolarice. No es imposible, pero muy difícil. Primero, porque faltan del orden de US$ 40,000 millones. Para dolarizar tiene que convertir todo el circulante en dólares. Tiene que comprar todos los pesos de circulación y cubrir los pasivos de corto plazo”. (Ex-Ante.cl, 21 de noviembre de 2023)
Por su parte el economista Mike Magallón afirma: “Ahora bien, la dolarización no es la panacea. No se va a recobrar un país por arte de magia. Se requiere disciplina fiscal, de manera que los ingresos se utilicen de la mejor manera posible, y no se tenga que ir a los mercados internacionales a buscar dinero”. (Mike Magallón. “Panamá y la dolarización de otros países”. ANPanamá, 12 de mayo de 2023).
En cualquier caso, una vez emprendido el proceso de dolarizar la economía es muy difícil volver atrás.
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