Diethell Columbus

LA CABRA SIEMPRE TIRA AL MONTE…

LA CABRA SIEMPRE TIRA AL MONTE…
Diethell Columbus
04 de abril del 2017

Sobre el doble discurso de la izquierda

El día de ayer publiqué una columna en la que critiqué, mesuradamente creo yo, las poco afortunadas declaraciones de la ex candidata presidencial del Frente Amplio y de algunos de sus correligionarios sobre lo que viene ocurriendo en Venezuela. El motivo de la columna no era otro más que el resaltar el doble discurso que tienen cuando se trata de cuestionar al régimen chavista.

Al parecer cuando esta facción de nuestra izquierda se refiere a los gobiernos de autócratas o dictadorzuelos con los que guardan afinidad ideológica, se les hace un nudo en la garganta y al final utilizan eufemismos como: regímenes con democracias debilitadas o incipientes. Sin embargo, cuando se trata de condenar gobiernos con los que no existe coincidencia ideológica o de otra índole, los califican como dictaduras.

Ese doble estándar se evidencia cuando critican afiladamente al gobierno Fujimorista y, sin embargo, guardan un silencio cómplice con el Chavismo.

Antes que por ahí a alguien se le ocurra decir que lo que pretendo es lavarle la cara al fujimorismo, debo acotar que nadie en su sano juicio podría negar que durante los noventa las palabras derechos humanos o estado de Derecho generaban más que nostalgia y ni qué decir de lo que le ocurría a los que pensaban diferente al poder de turno. Aquellos fueron tiempos oscuros en los que, entre otras cosas, el ejercicio de  la libertad de expresión y de prensa era castigado como si fuesen delitos y, la sanción no siempre era de acuerdo a lo que dictaba la ley.

Por este cúmulo de situaciones y otras más (que por cuestiones de espacio no enumero) sostengo que durante los noventa, en el Perú vivimos en un régimen antidemocrático y, eso mismo ocurre desde hace tiempo en Venezuela, pues nuestros hermanos llaneros padecen los abusos de un régimen deslegitimado en el que la persecución y encarcelamiento de opositores al gobierno es lo regular, al igual que el silenciamiento de voces disidentes al pensamiento chavista (castro-chavismo para algunos).

Cabe señalar que hasta antes de las ilegales resoluciones dictadas la semana pasada por el Tribunal Supremo de Justicia Venezolano, era común escuchar a Verónika Mendoza y a sus compañeros ideológicos, que la diferencia entre el Chavismo y el Fujimorato radica que en el primero de ellos, el pueblo eligió a su gobernante (Primero a Chávez y luego a Maduro). Esta última argumentación es, por lo menos, falaz.

Si para los defensores peruanos del Chavismo la legitimación de un gobierno se sustenta solo en las urnas, conviene recordarles que Alberto Fujimori fue reelecto luego del golpe de Estado de 1992 y no por ello han dejado de considerarlo un dictador o ¿si?

En este orden de ideas, es importante que la señora Mendoza y compañía comprendan que la democracia no solo se sustenta en un proceso electoral, vale decir, no solo se debe tener una legitimidad de origen como lo llaman algunos, sino que además debe existir una legitimidad de ejercicio; que no es otra cosa que la forma en la que el gobernante electo ejerce el poder que le ha sido delegado por el populus.

Así las cosas, un gobernante que ha sido elegido a través el voto popular y que al ejercer el poder delegado, conculca las libertades civiles de sus conciudadanos, subvierte el orden constitucional y desconoce lo que en esencia es el Estado de Derecho, no puede ser llamado un demócrata y el régimen que encabeza debe ser llamado como lo que es: una dictadura.

Por lo dicho me pregunto: ¿Acaso el gobierno de Chávez-Maduro no se ha ganado a pulso el ser considerado una dictadura?

En este contexto, el problema respecto de la posición de Mendoza Frisch y otros sobre lo que ocurre en Venezuela, es que para ellos recién la semana pasada y con la actuación golpista de del Tribunal Supremo de Justicia Venezolano, se habría violentado la institucionalidad democrática de dicho país. Al margen que no comparto esta visión irreal sobre lo que ocurre por esos lares, supuse de buena fe que en esta ocasión el Frente Amplio y sus líderes marcarían distancia definitiva del proyecto chavista, empero, poco fue el tiempo que les duraría esa claridad en su posición, toda vez que ayer los representantes de este partido de izquierda (que integran la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso) se negaron a suscribir una moción de condena al “golpe de estado” de la semana pasada.

Suponemos que como el Tribunal Supremo de Venezuela retrocedió en su “auto golpe” a pedido de su Jefe; es probable que el Frente Amplio considere que se ha recobrado la democracia. No obstante, sabemos que no es así.

Hay una frase que, a mi juicio, podría definir perfectamente la posición política del Frente Amplio en este caso: “la cabra siempre tira al monte” ¿no?

Por: Diethell Columbus

Diethell Columbus
04 de abril del 2017

COMENTARIOS