Cecilia Bákula

La bahía de Paracas, reserva en la encrucijada

Se pretende autorizar la pesca en esta Reserva nacional

La bahía de Paracas, reserva en la encrucijada
Cecilia Bákula
10 de junio del 2024


La bahía de Paracas, cuna de historia y emblema de nuestra riqueza natural marina, se encuentra en una encrucijada que parece no tener solución. A pesar de la importancia de ese trozo hermoso de nuestra geografía, vemos que intereses mezquinos, circunstanciales, monetarios y radicalmente enemigos de ese precioso y valioso ecosistema, pugnan ahora por lograr un fallo judicial: es decir, obtener mediante una interpretación antojadiza de la ley, autorización para pescar en una zona previamente declarada como Reserva Nacional.

La incomprensible pretensión del gremio pesquero es lograr que los jueces de la Segunda Sala Constitucional de la Corte Suprema declaren nula parte de una directiva emitida por Sernamp que prohíbe, taxativamente, un tipo de pesca dentro de las áreas naturales protegidas. La pretensión que comento incluye, además, que se anulen también, todos los procedimientos administrativos, multas y sanciones que se han emitido contra los irresponsables pescadores.

La labor de Sernamp es custodiar, aparentemente le toca hacerlo contra viento y marea, la conservación de las especies marinas que, en este caso, se verían seriamente afectadas por una pesca de alta escala, lo que está ya prohibido desde hace más de dos décadas. Tal como lo ha informado el diario El Comercio, en su edición del sábado 1 de junio, la defensa del área protegida de Paracas y la legalidad de lo que se defiende por la existencia de normas, tradición y cordura, ha sido respaldada a través de una comunicación suscrita por más de 40 ministros y ex ministros del ramo que sostienen la urgente necesidad de ser firmes en el cumplimiento de la ley.

Al margen de ello, es necesario comprender que se trata de un ecosistema frágil cuya protección debería será aún más severa y estricta y que, en ningún caso, intereses crematísticos de ningún origen, podrían si quiera pretender una modificación a una norma que, a todas luces, resulta indispensable para mantener esa riqueza natural. Ya es bastante sufrida con el aumento de deportes náuticos y con la presencia de enormes buques cruceros que, de una u otra forma, afectan a la tranquilidad que requiere una zona tan rica en diversidad marina y animal como es la bahía de Paracas.

En los próximos días, la Segunda Sala Constitucional de la Corte Suprema tendrá que decidir sobre un pedido no solo ilegal, sino antipatriótico y carente de toda sensibilidad hacia lo que significa la responsabilidad común a todos, de proteger la naturaleza y las zonas declaradas como reserva nacional.

Bien dicen los expertos que dar pie a una pesca de gran envergadura en esa zona, pondría en peligro a emblemáticas especies como son un tipo de tortuga marina, el piquero peruano, el lobo marino fino, el guanay e, increíblemente, el pingüino de Humboldt, entre otras, podrían sufrir consecuencias insospechadas, por el capricho y la ambición desmedidas de quienes no sienten la patria como suya y solo defienden intereses personales, a través de una argucia jurídica y no es posible aceptar que la defensa de un área previa y claramente definida y declarada, tenga que estar sometida a una decisión judicial pues ni siquiera tendría que haberse dado inicio a ese proceso, máxime cuando existen antecedentes de incumplimiento por parte de quienes ahora reclaman y atentan contra la biodiversidad de la zona, demostrado por las reiteradas denuncias y multas que han merecido.

Importantes son las palabras de Manuel Pulgar Vidal, ex ministro del Ambiente quien señala: “Paracas es la primera área protegida del Perú y es icónica. No puede haber derechos adquiridos sobre recursos hidrobiológicos…” Lo que se pretende es proteger a esas especies a ese ecosistema del agravio que sufren por la pesca de embarcaciones industriales que arrasan masivamente con elementos que quiebran la cadena alimenticia de los animales de la zona; no está prohibida la pesca artesanal, con la que convive esa bahía desde tiempos muy remotos.

Son muchas las voces que se levantan a favor de la conservación de la naturaleza y, en concreto, de la bahía de Paracas en donde el hombre y la naturaleza pueden y deben convivir sin que la pugna grotesca por el beneficio económico, pueda atentar contra el equilibrio de la zona.

A veces leemos noticias que nos hacen dudar de la comprensión exacta de lo que son los derechos de unos y los deberes de los otros. Nada puede ser más importante que el cumplimiento de las normas y la sujeción a ellas, máxime cuando el no hacerlo implica perjuicio inminente a una zona que, ya declarada como reserva, no admite un tratamiento distinto ni una comprensión diferente de la ley.

Cecilia Bákula
10 de junio del 2024

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