Alejandro Arestegui

Kemalismo: la ideología que formó un país

Y que pretende destronar a Erdoğan

Kemalismo: la ideología que formó un país
Alejandro Arestegui
12 de mayo del 2023


Este domingo se presenta la que, geopolíticamente hablando, es la elección más interesante y trascendental de este año: las elecciones parlamentarias y presidenciales de Turquía. A través de la presente columna voy a realizar un resumen del pensamiento e ideología política que rivalizará con el islamismo del actual presidente Erdoğan, y que buscará derrotarlo en los comicios. Me refiero al kemalismo, una doctrina creada por Mustafá Kemal Atatürk, primer presidente y padre de la República de Turquía moderna. Comenzaremos hablando un poco de la vida de tan ilustre personaje, el contexto histórico y la creación de un nuevo país; para luego explicar cuáles son las bases ideológicas de este pensamiento. 

Breve biografía de Atatürk

Para una descripción más detallada del Gazi nos podemos remitir a uno de sus biógrafos más prominentes, el escocés Lord Patrick Balfour, tercer Barón de Kinross, que lo describe en detalle en su obra: “Atatürk: el renacer de una nación” 

Nacido en la primavera de 1881 con el nombre Mustafá Oğlum Ali Riza, nació en Tesalónica (En la Macedonia Otomana, la famosa Provincia de Rumelia) de una familia turca de clase media; desde muy pequeño sintió la vocación militar, pero a su vez una enorme curiosidad que solo podía ser saciada con cientos de libros, ya en los inicios de su carrera militar se mostró opuesto a las tendencias absolutistas del sultán otomano Abdul Hamid II. Para combatirlas, en 1905 creó en Damasco una sociedad militar y política secreta llamada “Vatan ve Hürriyet” o Patria y Libertad en español, oponiéndose a los rasgos arcaicos del Imperio Otomano y a la continua intromisión en el mismo de potencias extranjeras. Participó con el comité de Unión y Progreso en el golpe de Tesalónica de 1908, que consiguió el restablecimiento de la Constitución liberal de 1876 y; un año más tarde, la deposición del sultán Abdul Hamid II y su sustitución por el moderado Mehmet V.

Mustafá Kemal combatió en la Guerra de Libia contra los italianos (1911-12) y en la Primera Guerra Mundial contra los aliados (1914-18). Al terminar ésta con la derrota otomana y desmembrarse el Imperio, Kemal abandonó el Ejército; pero no sufrió represalias, a diferencia de otros generales, debido a las fuertes diferencias que había mantenido tanto con los agregados militares alemanes como con los panislamistas radicales que lideraba su colega y antiguo rival Enver Pachá. 

Lamentablemente (para los turcos), las negociaciones de paz con los aliados avanzaban hacia un recorte territorial muy drástico de Turquía derivado de los tratados de Versalles y Sèvres, algo que Mustafá Kemal no estaba dispuesto a admitir. Apoyándose en las tropas bajo su mando, se dirigió a Anatolia central y puso en marcha una sublevación nacionalista contra el sultán y contra los aliados que ocupaban Estambul (1919-20). Estableció un gobierno propio en Ankara (donde luego trasladaría la capital), abolió la monarquía y sostuvo una larga lucha hasta lograr la independencia total del país, sometiendo a los kurdos, derrotando a franceses, armenios e ingleses y expulsando a los griegos de Asia Menor para siempre (1922).

En 1923 el nuevo Tratado de Lausana reconoció a la República de Turquía fundada por Kemal como el Estado nacional independiente que ha seguido siendo hasta nuestros días. En aquel mismo año, Kemal fue elegido presidente, cargo que mantuvo hasta su muerte en 1938.

Reformas y obras de Atatürk como Presidente

Durante quince años como presidente Atatürk modernizó el país y le devolvió un lugar en la escena internacional, para lo cual hubo de vencer múltiples resistencias internas, especialmente la de los islamistas radicales. Creó un Estado laico de corte occidental, liberalizó la economía, emancipó a las mujeres, adoptó el derecho europeo y trató de aplicar modelos culturales occidentales en el vestido, las costumbres y la escritura (alfabeto latino y números arábigos).

También impulsó la construcción de una red de transportes que garantizara la cohesión nacional, e impulsó un cierto crecimiento industrial. Jugando la baza del equilibrio entre la Unión Soviética y las potencias occidentales, acabó por conseguir el pleno control turco del Bósforo (Acuerdos de Montreux de 1936). Con todo ello puso las bases para el resurgimiento de Turquía de las cenizas del Imperio Otomano, por lo que recibió el apelativo cariñoso de “Atatürk” o padre de los turcos. Al declarar abolido el Imperio Otomano y el Califato en 1923 y fundar la república turca moderna, Atatürk emprendió una reforma radical de todo el aparato estatal. El lugar de una monarquía fue ocupado por una República Parlamentaria, en lugar de ubicar la soberanía en una dinastía con siete siglos de antigüedad, se define al pueblo turco como soberano e independiente.

Para homogeneizar al país, lo hizo mediante el nacionalismo cívico (visión más moderada de lo que a la postre se degeneraría en Europa Occidental a través del fascismo) que proclama una sola identidad y nación, la turca, como fundamento único del Estado.

El segundo principio, el reformismo, implicaba abiertamente reformar la educación, Atatürk mismo afirmaba: “Estoy convencido de que los métodos de enseñanza y educación, aplicados hasta ahora, son los factores más importantes en la regresión de nuestra nación. Por lo tanto, por programa de educación nacional me refiero a una cultura completamente desprovista de las supersticiones del pasado, de ideas extranjeras que no tienen relación con nuestra naturaleza y de influencias de Oriente y Occidente y adecuadas a nuestro carácter nacional y nuestra historia; porque sólo con tal cultura podría asegurarse el desarrollo de nuestra causa nacional. La cultura es proporcional al medio ambiente. Y ese elemento es el carácter de la nación”. 

El laicismo es uno de los rasgos más destacados del kemalismo: Atatürk abolió el sistema otomano del ‘millet’, comunidades dirigidas por sus imames, rabinos, obispos o cargos similares, y sometió a todos los ciudadanos a la misma ley, sin diferencias religiosas.

El estatismo, quinto fundamento, le reserva a la función pública un rol subsidiario en la gestión de los recursos del país, su reparto, desarrollo y planificación; no niega la iniciativa privada como hace el comunismo, pero el Estado podrá intervenir en servicios públicos, pero también en muchos sectores económicos e industriales. Esto contrastó con las políticas liberalizadoras de su ministro Celal Bayar.

El revolucionarismo propugnaba romper con el pasado y trabajar por una sociedad nueva y moderna, implantando la visión kemalista de ver hacia el futuro sin que el estado se preocupe directamente por tradiciones o costumbres anteriores (aunque la mayoría de estas, incluso las religiosas, se respetaron)

El kemalismo, la doctrina de las seis flechas 

Luego de haber visto la biografía del Gazi y la creación de la Turquía moderna, así como de sus primeros principios y profundas reformas realizadas debemos de analizar en qué parte del espectro ideológico se encontraría el kemalismo. Si nos vamos por el lado de la reforma sociales, algunos tacharían el kemalismo de ser liberal/progresista, si nos abocamos a lado económico, algunos atreverían a decir que es liberal, en las reformas políticas muchos podrían decir que es estatista y en cuanto a la creación de un sentimiento de nación profundamente ligado al pueblo turco diríamos que es nacionalista; de hecho hay autores que sugieren que el kemalismo es el primer gran nacionalismo moderno, el cual influenció a movimientos similares en otros países, tanto en oriente como en occidente. En este punto me quiero detener pues las influencias que tuvo el ideario de Atatürk abarcan a gobernantes y líderes tan distintos como al rey Faisal de Afganistán y al shah Reza Pahlavi de Irán (ambos trataron de realizar las reformas de occidentalización y laicismo llevadas a cabo en Turquía). Otros líderes influenciados por Atatürk son los llamados héroes nacionales en sus respectivos países, Mándela en Sudáfrica, Nasser en Egipto y Chan Kai-Sek en la China nacionalista (ahora Taiwán). En occidente algunos de sus planteamientos, pero mucho más radicalizados, fueron tomados por Mussolini y más tarde por Hitler, asimismo es notable la influencia que símbolos como las seis flechas del kemalismo fueron adoptadas por la Falange Española, la cual presentó un logo similar. Ya en 1938 (año que murió Atatürk), se vaticinaba que una nueva guerra mundial iba a volver a destruir Europa, una de sus últimas peticiones a su amigo y sucesor Ismet Inönü fue que Turquía no debía entrar en el conflicto que iba a estallar. A pesar de ser un país neutral durante la guerra, el Gazi fue muy respetado por todos los gobernantes poderosos de su época, Churchill lo admiraba bastante, Roosevelt le enviaba continuamente regalos y reconocimientos, e incluso una anécdota en la cual Atatürk compró un gran yate americano llamado Savarona, en el proceso de compra debido a su política ahorrativa, su oferta inicial por el yate fue muy inferior a la del otro postor: Adolf Hitler, pero al enterarse el Führer que era Atatürk el otro ofertante del yate, de inmediato ordenó retirar la oferta, pues tenía un inmenso respeto e incluso reverencia hacia el Gazi Atatürk.

Situación actual del kemalismo 

Sin duda, el kemalismo, ideología creadora de la Turquía moderna ha experimentado numerosos desafíos a través de estos cien años de vida republicana. Casi treinta años posterior a la creación del partido kemalista: el Cumhuriyet Halk Partisi (CHP), el partido sufrió una escisión, pues un sector se separó y se unió a grupos de centro para fundar el partido democrático (Demokratik Partisi); el cual tendría diversos periodos gobernando los cuales se caracterizaron por ser gobiernos inestables, con mucho caos social y situaciones tumultuosas tanto en el aspecto político como en el económico; fue justamente en los desastrosos gobiernos del partido democrático que el ejército tuvo que intervenir realizando golpes de estado y después de los cuales se introdujeron reformas a la Constitución de 1924. Luego de casi 20 años de unipartidismo (1923-1945), el partido democrático rompería la hegemonía de los Kemalistas en y después del primer desastroso gobierno demócrata el ejército da un golpe de estado en 1960, promulgando una constitución al año siguiente. El partido volvió a postular y tras un gobierno bastante deficiente por parte de la administración del ministro Süleyman Demirel, envuelto en una década de sangrienta violencia política entre grupos marxistas de extrema izquierda y sus enemigos los ultranacionalistas, las fuerzas armadas tuvieron que volver a dar un golpe de estado en septiembre de 1980, a partir de allí se acabó la hegemonía política del Demokratik Partisi, y surgió otras opciones distintas al bipartidismo que se había visto en los últimos años, es así que las elecciones de 1983, cuando el poder regresó a manos de los civiles, fue el partido de la madre patria (Anavatan Partisi), de carácter centroderechista, replicó con éxito las políticas thatcheristas; y se adjudicaría holgadamente las elecciones en las décadas de los 80 y 90; fue en este periodo de tiempo en el cual Turquía experimentó un significativo avance en su industria y un crecimiento económico sin precedentes el cual fue denominado el “Milagro Turco”; y fue uno de los países que más creció en el mundo, comparable incluso con el crecimiento de Japón o Corea del Sur. Debido también a las posturas laicas del partido de la madre patria, la democracia islámica, que durante mucho tiempo estuvo bastante criticada, y con casi nula presencia en el electorado, comenzó a cobrar fuerza luego de algunos escándalos de corrupción a mediados de los noventas, un partido que decía ser moderado pero con algunos elementos islámicos se comenzó a formar, y luego de que su fundador Recep Tayyip Erdoğan ganó la alcaldía de Estambul se supo que este partido, el partido de la justicia y el progreso (AKP) sería un partido a tener en cuenta en los próximos años. Fue justamente iniciado el nuevo milenio que poco a poco el partido de Erdoğan comenzó a ganar bastantes simpatizantes y lo llevó a consumar su ascenso al poder cuando ganaron las elecciones de 2003, y comenzó a ser el partido hegemónico en Turquía, situación que se profundizó más luego del intento de golpe de estado del 15 de julio de 2016, situación que fue aprovechada por para influir aún más en la vida política de los turcos, muchas de sus propuestas y reformas van en contra del legado de Atatürk, acciones tan claras y evidentes como la creación del ministerio de asuntos religiosos o la transformación del museo de Hagia Sophia de nuevo a mezquita son claras muestras que el ideario y pensamiento del AKP van en contra de los principios republicanos de Mustafá Kemal, aun así debido al increíble respeto que se tiene al padre de la patria, absolutamente todos los partidos políticos en Turquía se denominan a sí mismos como “Kemalistas”, aunque en la práctica tengan ideas contrarias a este. Si bien es cierto que la oposición conformada por la coalición liderada por el Partido Republicano del Pueblo (CHP), el buen partido (IYI Partisi) y otros partidos emergentes como el partido DEVA (de tendencia liberal clásica), el Gelecek Partisi (GP, de tendencia liberal-conservadora), o el ahora resurgido como derechista Demokratik Partisi reciben constantes ataques de los políticos de la AKP, todavía hay suficiente libertad política como para afirmar que debido a las pésimas decisiones de Erdoğan en el plano social y económico en estos últimos años, en las elecciones presidenciales del próximo domingo se pueda vislumbrar un cambio de rumbo y que el CHP y su coalición de partidos pertenecientes a la “Alianza por la nación” sean las vencedoras incluso en primera vuelta (necesitarían 50%+1).

¿Qué futuro deparan las elecciones del domingo 14?

De las tantas conclusiones que puedo obtener de tan memorable personaje, un hombre que simplemente marcó antes y un después en la historia de todo un país y creó un sentimiento nacional como no se veía desde la creación de los Estados Unidos, el legado de Atatürk perdura en las mentes de los turcos y ha influido a gente en todo el mundo, pues pocas personas nacen con el don excepcional de tener una visión a futuro con el mero afán de buscar lo mejor para sus congéneres. Pues como bien se sabe la mayoría de políticos y líderes caen en el oprobio y el flagelo de la corrupción, la ambición y la desmedida sed de poder que al final los lleva a su destrucción y a la de sus países, esto no pasó con Atatürk; sin embargo, los tiempos cambian. Y así como la amenaza del comunismo se cernió sobre Turquía al empezar la guerra fría, lo cual obligó a Turquía a aliarse con la OTAN y acercarse cada vez más occidente, la sociedad turca está experimentando tiempos tumultuosos y de fuertes cambios en los paradigmas e idiosincrasia y es así que kemalismo demuestra su capacidad de mantenerse vigente a pesar de qué hay un sector de la población que apoya gente con ideas y tendencias políticas bastante contrarias al legado de Atatürk. Este domingo 14, se va a definir el futuro de 80 millones de turcos, los cuales están a punto de decidir cuál es el rumbo que quieren tomar para los próximos años, continuar con un gobierno islamista con tendencias intervencionistas y expansionistas, capaz de negociar con regímenes más autoritarios como Cuba, Venezuela y Rusia o regresar al modelo kemalista secular, laico, pro-occidental y pro-Unión Europea; preocupándose más por el orden interno y la no intervención gubernamental en aspectos sociales y económicos.

Alejandro Arestegui
12 de mayo del 2023

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