Israel y la manida batalla por el relato

Diversos medios y analistas internacionales ya sostienen la idea que Israel debería empezar su propia batalla por el relato. Hoy está en franca derrota ante la avalancha de sentidos comunes que en las redes sociales la izquierda posmoderna y anti occidental posicionan a ese país, día y noche, como el Estado “opresor”.

No obstante que existe alguna verdad en todo lo anterior y que –sobre todo desde la izquierda posmoderna– se difunde una catarata de opiniones, fake news y bulos, es sorprendente, desde todo punto de vista, que se proponga siquiera que se discuta la posibilidad de que Israel desarrolle una batalla por el relato frente a lo que es obvio: una barbarie fanática contra niños, mujeres y ancianos solo ser judíos. ¿Cómo podríamos desarrollar batallas narrativas para interpretar lo que es una verdad más grande que una catedral: el asesinato sin piedad de más de un millar de personas? Pero allí está el negacionismo.

El antisemitismo, que ha renacido con fuerza (si es que alguna vez murió en Europa), y el ideologismo de la izquierda posmoderna anti occidental (el islamoizquierdismo) avivan la fabricación y amplitud de diversos sentidos comunes que nada tienen que ver con la realidad de lo que sucede en esta zona. Israel pierde cada día las batallas por el relato.

Se dice que Israel ha construido una política de apartheid con guetos y que mantiene recluidos en una cárcel inmensa a la población islamista/palestina. También se exigen evidencias de las decapitaciones a niños judíos, y se tacha de “fanáticos sionistas” a un país hecho por socialistas y socialdemócratas organizados en kibuts (allí está Ben Gurión y antes Golda Mier). Todo lo anterior son evidencias claras de que Israel pierde, y quizá ha perdido varias batallas por la verdad que hoy se libran en las redes sociales, como en ningún otro momento.

En principio debería ser anti ético y amoral preguntarse si realmente existieron los niños decapitados, o si todo esto no es solo una estratagema de la inteligencia israelí para asegurarse de una vez por todas el poder en la zona. Pero es que hoy, cuando son personas ilustradas, inteligentes y criados en la izquierda racionalista los que propagan información, echan dudas, hacen preguntas de doble filo y se ponen del lado del “sí, pero es que…”, entonces hace falta que Israel desarrolle sus propias batallas para contar la verdad, aunque esta ahora sea relativa.

Frente a la irracionalidad y los bulos del islamoizquierdismo que esconde su anti occidentalismo en todo este triste asunto, Israel debe lanzar una gran ofensiva informativa para desnudar a quienes ponen en duda, como lo hicieron con el holocausto, lo sucedido días atrás.