Cesar Gutierrez
Incertidumbre en las propuestas electorales
No se ven cuadros técnicos ni planteamientos concretos
Es usual que en las campañas electorales el reino de las generalidades se muestre en su máxima expresión, y que sean los gestos los que generen emociones para encandilar al elector. Es el mensaje masivo. Sin embargo, siempre ha existido, en paralelo, ámbitos más reducidos, donde los partidos en carrera mostraban a sus técnicos y sus propuestas sectoriales. Eso en esta oportunidad aún no se percibe.
Para los que creemos en la apertura de mercados, la libre competencia y el uso eficiente de los recursos estatales, el primer nivel de información trascendente son las candidaturas que marchen en esa dirección. Solo veo tres: Rafael López Aliaga, Hernando de Soto y Keiko Fujimori. Las personalizo porque a estas alturas todas las estructuras partidarias son endebles; aun la del fujimorismo, que por lo menos desde el 2006 ha hecho el esfuerzo de tener una organización sólida.
En este nivel, la gran incógnita es qué proponen para recuperar la inversión extranjera, que es la del gran capital que trasciende el alcance del empresariado local. Las cifras actuales son muy malas, el stock de inversión extranjera directa (IED) ha sido prácticamente el mismo desde el 2016 hasta el cierre del año pasado: entre 26,100 y 26,800 millones de dólares, cinco años de inmovilismo. De otro lado, el flujo de IED tuvo un pico de US$ 11,917 millones en el 2012, para luego declinar y moverse en el rango de 6,400 a 8,800 millones de dólares, hasta el 2019. Finalmente hemos sido testigos de una caída libre a US$ 2,061 millones en el 2020. La expectativa oficial es que en el 2022 se pueda llegar a US$ 4,099 millones.
Hemos dado muy malas señales a los inversores desde los gobiernos, por actuaciones ministeriales extemporáneas y erradas que han devenido en que las demandas arbitrales contra el Estado peruano se hayan incrementado. En un segundo nivel están los temas sectoriales: minería, energía, telecomunicaciones e infraestructura. Estos se centralizan prácticamente en dos ministerios: Energía y Minas y Transportes y Comunicaciones, que son los que concentran inversión mayoritaria.
Los problemas existentes en estas dos carteras son enormes. Hay serias carencias: desactualizaciones de las regulaciones, desconocimiento de la estructuración de proyectos que puedan ser llevados adelante por Proinversión (también convertido en ineficiente e ineficaz) y falta de una estrategia para manejar los conflictos sociales, que no solo son de naturaleza ambiental, sino también abarcan el establecimiento de servidumbres y la gestión de expropiaciones.
No hay hasta el momento por parte de los candidatos, ninguna señal para los círculos especializados y menos para los inversores. Si se plantean mañana casos concretos de problemas existentes, con toda seguridad afirmo que no tendremos respuesta informada y propositiva.
Pero no solo se trata de propuestas, sino también de ejecutores. Por eso resulta indispensable que los candidatos muestren sus equipos técnicos; para empezar, en economía, energía, minas, transportes, comunicaciones y concesiones de infraestructura. Gente con conocimiento, experiencia en sus áreas y capacidad de gestión.
La herencia de un desastroso quinquenio, en el que transitaron sin resultado alguno “el gabinete de lujo”, “el de falsa lucha frontal contra la corrupción” y ahora “el supuesto gabinete de ancha base”, no está para que la tomen improvisados. El país no puede repetir el hecho de que en un quinquenio haya habido seis ministros de Economía y Finanzas, ocho ministros de Transportes y Comunicaciones y diez de energía y minas.
Más que una invocación, es una exigencia que los candidatos digan públicamente qué equipos los acompañarán en un eventual gobierno. Y no que una vez que se encuentren en el poder comiencen a cubiletear quiénes estarán en los distintos puestos en los que se tomarán las decisiones.
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