J. Eduardo Ponce Vivanco
Incertidumbre
¿Se aplica la estrategia correcta?

Vivimos momentos desconcertantes y angustiosos. Las restricciones se suman a la incertidumbre.
Incertidumbre que no solo se siente sobre un futuro –que muchos ven con creciente pesimismo- sino que desde aquí, desde la casa peruana, lo percibimos con dudas, con sospechas, con preocupación.
Pienso que el motivo principal surge de la estrategia del Gobierno para enfrentar la crisis en una sociedad tan caótica e indisciplinada como la peruana. (En estos días de parálisis parece haberse olvidado la brutal evidencia de conducir un automóvil en la selva del tránsito limeño).
Es obvio que el Gobierno tiene una estrategia simplificada y reduccionista. Ha optado por una suerte de autoritarismo vigilado para controlar un fenómeno imprevisible y potencialmente devastador. Más devastador aún en una sociedad donde la informalidad supera al 70/100. Una característica extraordinaria por su amplitud, y porque nos daba (en el pasado muy reciente) una elasticidad también extraordinaria para resistir fenómenos devastadores en sociedades rígidas.
Lo angustiante ahora es comprobar que se ha roto el elemento clave de la informalidad: la libertad de “trabajar” dónde y cómo se quiera.
El modelo policial y militarizado con que el Gobierno maneja esta gravísima crisis ha terminado con ese “colchón” de la informalidad –que nos ha salvado de más crisis de las que podemos imaginar–.
Urge reconsiderar pues, lo que puede significar esa tremenda alteración estructural en una sociedad donde una amplísima informalidad ya no está en condiciones de sostenerse sin pasar hambre, porque su actividad es imposible sin la libertad de tránsito; sin la movilidad permanente que caracteriza a la mayoría de los informales que viven de su eterno caminar.
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