Jorge Morelli
Hayek

Reflexiones sobre la demagogia, el socialismo y el totalitarismo
“Únicamente quienes alcanzan con su memoria los años anteriores a la Primera Guerra saben lo que era un mundo liberal”, dicen estas líneas de “Camino de servidumbre”, el libro publicado en 1944 por Friedrich Hayek, representante de la escuela Austríaca de Economía, fundador de la Sociedad Mont Pelerin, archienemigo de Keynes. El libro de Hayek vería su hora solo 35 años después, en la mesa de noche de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan.
Hoy, a cien años de la Primera Guerra Mundial, ya no queda nadie vivo que haya visto con sus propios ojos el mundo anterior. “Al caer el siglo (XIX), la creencia en los principios básicos del liberalismo se debilitó más y más... Se aceptó cada vez más que no podía esperarse un nuevo avance…, sino mediante una nueva y completa modelación de la sociedad”, añade.
El libro está dedicado a explicar cómo pudo ocurrir el totalitarismo, el de Hitler en Alemania y el de Stalin en Rusia, variantes de derecha y de izquierda, respectivamente, de la misma patología del Estado.
Hayek dice que las causas del totalitarismo hay que buscarlas en el estado de cosas anterior, en la utopía del “socialismo” como receta política. Una inversión de los valores que da por descontados los logros del liberalismo económico y aspira a su generalización inmediata. Es así como se desata la demagogia. De allí al totalitarismo no hay sino un paso. Ese es el “camino de servidumbre”.
Las transiciones del autoritarismo a la democracia pueden ser engañosas, en efecto. Suelen dar paso a democracias de baja gobernabilidad sin equilibrio de poderes que desembocan en la demagogia y la ruina económica, como en la Alemania de la República de Weimar, en la entreguerra, el mundo que Hayek conoció y sobre cuyos peligros quiso prevenirnos.
El “socialismo” es la demagogia, inevitablemente. Lleva a la tiranía, que luego conduce a la recaída en la demagogia. En efecto, el salto cualitativo a una democracia con equilibrio de poderes y gobernabilidad no ocurre por sí solo. Requiere decisión política y rediseño de la ingeniería institucional.
Pero, en primer lugar, escapar del círculo vicioso requiere tomar conciencia de él. Hayek nos dejó este libro para que comprendiéramos que es la demagogia lo que incuba el autoritarismo.
Por: Jorge Morelli (@jorgemorelli1)
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