Juan Carlos Valdivia

Hay que acabar con la corrupción

La más trascendente polarización en el Perú: entre corruptos y honestos

Hay que acabar con la corrupción
Juan Carlos Valdivia
17 de julio del 2018

 

No llego a entender las consecuencias de las denuncias de corrupción en el Poder Judicial, Consejo de la Magistratura (CNM) y demás órganos. Los señalamientos son graves y nos muestran la acción de las mafias organizándose para nombrar magistrados, para resolver casos, para ayudar a los amigos. No debería, entonces, existir dudas respecto a quienes son los delincuentes y quienes denuncian o piden sanción.

El siguiente paso debió ser una cruzada nacional contra la corrupción. Hemos visto a empresarios privados y funcionarios públicos en Lava Jato, a alcaldes y gobernadores regionales organizando sus propias mafias, a la ONPE facilitando la inscripción de partidos sin cumplir la Ley, a los funcionarios del MEF chantajeando autoridades, a congresistas cobrando porcentajes por obras públicas, y finalmente a jueces y miembros del CNM en trapacerías inaceptables.

Sin embargo, en lugar de la unidad frente al enemigo de la corrupción surgieron nuevamente las divisiones. El keikismo desde el Congreso ponía observaciones a las denuncias realizadas, reclamando que se haga explícito quienes habían entregado los audios. Pedían a los periodistas que revelen sus fuentes. Luego comenzaron una poco racional acusación, pretendiendo establecer algún tipo de organización, sin reparar que medios de distinta variable política, —como Expreso, Panorama, Idl Reporteros y Punto Final— habían difundido transcripciones y audios grabados legalmente. Y finalmente, cuando el presidente Vizcarra nombró una comisión para que le alcance alguna propuesta, los fujimoristas acusan de querer copar el Poder Judicial, sin darse cuenta de que las propuestas de esa Comisión deberás ser planteadas por el Ejecutivo para su debate en el Congreso. Y ya sabemos quiénes tiene la mayoría ahí.

¿Por qué esta extraña posición del keikismo y algunos voceros radicales de la derecha? La verdad es que replican la estrategia del llamado “caviarismo”, que ven los fujimoristas en cualquier sombra. Desde el otro lado, ven “caviares” en cada comisión del Ejecutivo, en cada denuncia periodística. Lo cierto es que la polarización entre caviares y fujimoristas dejará fuera del objetivo la verdadera polarización: entre corruptos y honestos.

¿Por qué el keikismo deja que personajes con sospechas de vínculos a estas mafias se conviertan en sus voceros, como es el caso de Héctor Becerril? ¿Estaban negociando resoluciones judiciales en algún juzgado? ¿Es Keiko Fujimori la señora K? En la mayoría congresal se construyen nuevas sospechas. Parecen más vinculados a las mafias del Poder Judicial que a un partido que busca distanciarse de la corrupción. Dejan que los sectores mal llamados “progresistas” tomen protagonismo, aprovechando esa posición sinuosa, y buscan responsabilizar al periodismo, antes que enfrentar a la corrupción.

Hay que enfrentar a la corrupción y dejar atrás las pequeñeces hacia donde algunos nos quieren llevar. No es solo el Poder Judicial, la ONPE, el MEF y algunos congresistas. La corrupción se ha instalado en todo el aparato estatal. Y hay que acabar con ella.

 

Juan Carlos Valdivia
17 de julio del 2018

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