Martin Santivañez

Gran marcha y paro nacional

Ante el autoritarismo ideológico y copamiento institucional

Gran marcha y paro nacional
Martin Santivañez
09 de mayo del 2019

 

La gran marcha y paro nacional que el colectivo Con Mis Hijos No Te Metas ha convocado para el viernes 24 de mayo es un capítulo más de la guerra cultural en la que se encuentra inmerso nuestro país. Desde hace varios años el Estado y el Gobierno se han plegado al movimiento global que promueve, desde varios organismos internacionales, la ideología de género. En principio esto se hizo de manera subrepticia, porque no existía el caldo de cultivo suficiente para programar una reforma a gran escala. Pero conforme el dinero público y privado internacional logró crear una plataforma para movilizarse ideológicamente, la ofensiva recrudeció hasta extremos nunca antes vistos en el Perú.

En un inicio, los promotores de la ideología de género repitieron el discurso global diseñado para la etapa inicial de implementación: la ideología de género no existe. Líderes de opinión, políticos, académicos e incluso opinólogos sostuvieron en la esfera pública que la ideología de género era un invento de la oposición. La segunda etapa fue equiparar a la ideología de género con el enfoque de igualdad hombre-mujer. Quienes seguimos el discurrir del mundo sabemos muy bien que la diferencia no es sutil, es abismal. Nadie en su sano juicio puede oponerse a la igualdad entre mujeres y hombres. La ideología de género no pone el acento en la igualdad, lo coloca en la libertad luciferina.

Es en este punto que brota, espontánea, la reacción de los padres de familia. La guerra cultural se acentúa desde la gestión de Saavedra y ha servido para organizar a varios colectivos que, tarde o temprano, generarán una plataforma política. La tercera etapa es el combate electoral, como es evidente. Ante la destrucción de los partidos políticos y la liquidación procesal de toda la élite de oposición, del movimiento de padres de familia que luchan contra la ideología de género y en defensa de la patria potestad surgirá el recambio político.

Naturalmente, el liderazgo cultural termina generando un liderazgo con voluntad de poder. Así ha sido en todos los países en los que la hegemonía izquierdista ha creado un entorno de autoritarismo ideológico y copamiento institucional. Esto no impide que los partidos políticos se reorganicen y presenten sus propias élites alternativas, como en efecto sucederá. Pero de los colectivos consolidados también emergerá una élite de oposición al proyecto ideológico que pretende imponer de arriba-abajo un solo modelo de educación y propaganda.

La formación de las élites está en función a la supervivencia del proyecto político. Los defensores de la ideología de género piensan que descabezando al movimiento de padres de familia dispersarán y anularán al colectivo. Esto es un error. Estamos ante un movimiento de múltiples liderazgos, una hidra con vida propia, que no depende de un grupo de personas concretas. Cuando se trata de defender la educación de los hijos y la patria potestad, Fuenteovejuna es el ejemplo vivo de toda reacción popular. Y esto, en el marco de la gran guerra cultural, recién toma forma.

 

Martin Santivañez
09 de mayo del 2019

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