Gobierno Regional de Ayacucho, PCM y cabeceras de cuenca

En un acto absolutamente sorpresivo, las autoridades del Gobierno Regional de Ayacucho acaban de promulgar, a través del diario oficial, la Ordenanza Regional Nº008-2021 que “declara de prioridad e interés regional la conservación y protección de las cabeceras de cuenca en la región Ayacucho”. Antes de continuar, vale preguntarse, qué pretende el gobernador regional de Ayacucho, Carlos Rúa Carbajal, cuando promulga y promueve políticas regionales para “conservar y proteger” las denominadas cabeceras de cuenca, cuando aún está fresco el recuerdo de la toma y quema de una operación minera, por parte de grupos extremistas y, ¡sobre todo!, en momentos en que existe un proceso de diálogo. Con esta impertinente ordenanza, el conflicto se puede prender de nuevo con el terrorífico resultado de que se violenten más operaciones mineras.

Dentro de sus artículos, esta ordenanza indica que se deberá declarar como prioridad la conservación y protección de 25 cabeceras de cuenca que se han identificado en casi todas las provincias del sur de Ayacucho. De manera “casual” (por decir lo menos) varias de estas cabeceras de cuenca están dentro de los proyectos y operaciones mineras hoy en el sur de Ayacucho; entre ellas las mismas que Mirtha Vásquez, presidente del Consejo de Ministros, pretendió cerrar unilateralmente el 19 de noviembre, en su discurso en Coracora.

Según se señala dentro de los considerandos para el diseño de esta ordenanza, las 25 cabeceras de cuencas han sido identificadas en otro informe anterior llamado “Zonificación económica ecológica” del año 2013, es decir casi 10 años atrás. ¿Cómo así se han identificado técnicamente hace 10 años las cabeceras de cuenca en Ayacucho? Honestamente, no lo sabemos. No solo eso, según la normativa, es la Autoridad Nacional del Agua (ANA) la institución rectora en esta materia; no obstante, también vale indicar que no existe, al sol de hoy, una metodología única desde el Estado para llevar adelante la identificación de eso llamado “cabeceras de cuenca”. Ahora, la misma ANA está diseñando una metodología que pondrá en práctica en un proyecto piloto en el propio Ayacucho, pero a partir de febrero.

Otro de los puntos controversiales está en el artículo segundo de la ordenanza que se encarga a la Dirección Regional de Energía y Minas a que “identifique” todo tipo de actividad (minera) legal e ilegal y “tome las acciones que de ley que corresponden”. ¿Qué va a hacer la Dirección Regional de Energía y Minas de Ayacucho con las operaciones y proyectos mineros en el sur ayacuchano, o con las exploraciones y las que están actualmente en producción? ¿Las va a cerrar?

El Gobierno Regional de Ayacucho y el gobernador se han creído por entero esa potente narrativa que se organiza desde la izquierda post extractivista y anticapitalista sobre esas denominadas “cabeceras de cuenca”, como lugares generalmente altoandinos, donde se reciben y retienen las aguas, sobre todo por lluvia. Una idea fuerza sobre la que se ha construido uno de los grandes relatos de la izquierda de todos los pelajes contra el desarrollo de la minería moderna. Casi el 80% de las operaciones y proyectos está en las partes altas. Allí está el detalle. 

No obstante que el agua tiene un ciclo natural, desde la evaporación hasta la precipitación,, la izquierda, sus técnicos e ideólogos insisten en hacernos creer, contra toda lógica científica, que es en la “cabecera de cuenca donde nacen los ríos”. Lo que ha hecho, literalmente el gobernador Carlos Rúa Carbajal, es meter leña a una hoguera sin fuego. Nos debe una explicación, porque él y Mirtha Vásquez podrían dejarnos sin minería moderna en el sur ayacuchano.