Generar consenso social

En Perú, los economistas mejor formados siempre han dado luces sobre qué hacer para mejorar la calidad de vida de los pobladores; sin embargo, parecería que la tarea de generar consensos para legitimar sus propuestas no se ha cumplido. En consecuencia, se requiere socializar esas propuestas para legitimarlas y para que, subsecuentemente, la clase política decida implementarlas.

Es necesario atraer inversiones nacionales y extranjeras para que haya empleo productivo, se reduzca la pobreza, se genere riqueza e impulsar el círculo virtuoso de crecimiento, ahorro e inversión. Ese es un discurso común entre quienes manejan esos conceptos y sus positivas implicancias en la sociedad; con recursos el estado puede disponer la ejecución de obras públicas demandadas por la ciudadanía.

No obstante la riqueza generada por el sector privado, los sucesivos gobiernos encargados de administrarla han demostrado poca efectividad en su ejecución, privando a la población de obras públicas que resultan indispensables para fortalecer la confianza en la democracia, así como en el sistema productivo. La profundización de las brechas sociales ocasiona desazón, malestar e inconformidad en la mayoría de la ciudadanía y algunos analistas expresan que el estado tal como está diseñado se convierte en inviable, por esos motivos es que un sector de los jóvenes manifiesta abiertamente su deseo de emigrar.

En adición, cada vez se hace más evidente que el Estado está fallando en su lucha contra la delincuencia. Si es incapaz de brindar seguridad a sus ciudadanos, está incumpliendo una función básica de proveer protección a su población.

A pesar de las dificultades del presente, siempre debemos tener presente que el Perú ha superado circunstancias más retadoras que las actuales. En tiempos de la subversión y la hiperinflación, el consenso se reflejó en el hartazgo de la ciudadanía; por eso, a pesar de la dureza de las políticas de estabilización económica y del establecimiento de una justicia ad hoc para enfrentar al terrorismo, la población aceptó la determinación del gobierno de entonces y le expresó en todas las encuestas su respaldo.

La acción militar y de inteligencia de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, también contó con la participación de civiles procedentes del ámbito rural y urbano, porque por encima de las discrepancias antepusieron la defensa de la vida frente a la acción criminal de la subversión y, también, fueron conscientes que los ciudadanos uniformados ejercieron la legítima defensa de la sociedad, garantizando la vida de la mayoría de peruanos indefensos más allá de eventuales y lamentables sucesos producto del estado psicológico a que es sometida una persona en un escenario de guerra.

Actualmente, el consenso social tiene que generarse en torno a la eficiencia de la atención de salud y calidad de la educación que brindan los servicios públicos administrados por privados, como son los hospitales de Essalud Guillermo Kaelin y Alberto Barton en Villa María del Triunfo y el Callao respectivamente; o, “Fe y Alegría” en las instituciones educativas que le ha confiado el estado. También es de resaltar la calidad de la oferta educativa que ha implementado el grupo empresarial peruano Intercorp a través de los colegios Innova School.

Si los dirigentes de los trabajadores o de las denominadas organizaciones de base, juntamente con sus familiares, tuviesen la oportunidad de conocer la calidad de la atención en esos centros de salud, así como en estas escuelas -que disponen de un presupuesto similar al que otorga el estado- se establecería un canal de transmisión más eficiente que comunique una decisión empresarial orientada a la conformación de una sociedad más cohesionada. Ello contribuirá a la recuperación de la confianza en el empresariado y hará posible la generación del consenso social requerido por la clase política para superar la peregrina idea de que quien financia el servicio también debe brindarlo. 

Lo que le interesa a la ciudadanía es que los servicios sean de calidad, que sus próximas generaciones dispongan de una mejor calidad de vida y con perspectiva de superación, que sean autónomos y no dependientes de una dádiva concedida por algún funcionario o político encargado coyunturalmente de la administración del estado. Hay que posicionar en la opinión pública, con acciones como las reseñadas, que el mejor aliado de la población de menores recursos son los líderes empresariales del país, sean grandes o pequeños. Esa percepción de que el empresariado se encuentra desconectado de la realidad social es falsa, como también lo es la ideológica que esgrime la existencia de una contraposición entre dos sectores de la sociedad.

El engrandecimiento de la sociedad depende del ingenio, innovación y liderazgo de sus integrantes, cualidades que se encuentran en todos los niveles socioeconómicos. El éxito se refleja en el ascenso social legítimamente logrado, tal como sucede en los países desarrollados porque cuentan con una institucionalidad sólida y una burocracia profesionalizada que fomenta una sociedad colaborativa, estableciendo diversos mecanismos para proveer oportunidades de crecimiento y mejora continua a sus ciudadanos. Es así como construiremos un mejor Perú para todos.