Alan Salinas
Frente Amplio: nueva marca, la misma historia
La izquierda sigue en su vieja tradición de rupturas
En las elecciones 2016, en una controvertida competencia electoral, el Frente Amplio inesperadamente obtuvo 20 congresistas (más que el partido de Gobierno). Fue un logro inesperado que después de casi 30 años los grupos de izquierda, en un frente, tengan una respetable representación política en el parlamento, siendo la segunda fuerza después del fujimorismo.
Se anunciaba así, desde diversas tendencias, y también desde mesurados analistas políticos, una nueva era de la izquierda peruana. Después de Izquierda Unida, hasta antes de las elecciones del año pasado (salvo el intermedio fortuito de Susana Villarán), no lograban captar la simpatía del electorado por diversas razones; por ejemplo, la violencia política en que nos enrumbaron Sendero Luminoso y el MRTA y las eternas divisiones en torno a apetitos personales de sus caudillos, así como por no contar con un partido político que los forme y consolide en el tiempo. Pero los inesperados giros de la competencia electoral pasada permitieron el objetivo de lograr una representación política.
Hasta que llegaron las disputas entre las facciones de Marco Arana y Verónika Mendoza. Disputas que generaron el rompimiento de la agrupación. Los de la línea de Mendoza han decidido formar el movimiento político llamado Nuevo Perú. En ciencias políticas se suele decir que cuando existe partido, existen tendencias políticas (y no facciones); vale decir, disputas de ideas representadas en personas, que no generan rupturas sino canalizaciones en unidad política. Eso no lo vimos en el Frente Amplio.
La eterna “pureza” y la ambición de sus dirigentes (¡qué tal contradicción!) no logran consolidar un partido político. Siguen la vieja tradición de ruptura de Izquierda Unida. No logran alinearse –pese a diferencias, que son normales en la vida política– en un plan de largo plazo bajo una misma marca. Quieren la capilla, mas no trabajar por una iglesia laica política. El electorado peruano los observa silenciosamente cómo desperdician la oportunidad que les brindaron en las elecciones pasadas. Repiten su trágica historia. Y después de lo de Odebrecht, con las corruptelas alrededor de Susana Villarán y las agendas que vinculan a Verónika Mendoza, veamos cómo responder para sobrevivir políticamente.
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