Iván Arenas

Entre los caviares y el conservadurismo extremo

El exministro José Elice y sus críticas a los discursos políticos

Entre los caviares y el conservadurismo extremo
Iván Arenas
10 de enero del 2024


En días recientes el señor José Elice, otrora ministro del Interior y ex secretario general de Palacio de Gobierno, ha escrito en las redes sociales (con justa opinión) que el término adjetivado “caviar” es una “estupidez”. Además arguye que esta expresión “oscurece (…) y debe terminar, para dar paso a un debate nacional desde posiciones e ideas claras, con tolerancia, seriedad y urgencia”. 

Es evidente que hay palabras que oscurecen o ensombrecen un debate, como también es evidente que el propio señor Elice lo sabe muy bien. Decimos todo lo anterior porque Elice, a reglón seguido de exigir que la palabra “caviar” sea desterrada porque es una reverenda “estupidez”, vuelve a oscurecer el propio debate cuando señala que quienes usan la expresión “caviar” son de cuño “conservador con filo autoritario”. Asimismo, Elice indica que hay un “conservadurismo extremo” al que le es “repulsivo el progreso, el respeto mutuo, la libertad o la igualdad”. Vayamos a lo nuestro.

¿Acaso no es mejor medir las cosas con la misma vara? Si Elice pide que se destierre el adjetivo “caviar” porque es una reverenda “estupidez”, entonces ¿por qué no desterrar el sintagma de “conservadurismo extremo” que también oscurece el debate? 

Se dirá en su defensa que el “conservadurismo extremo” sí existe y allí están los fascistas, el Ku Kux Klan y Hitler. No obstante, desde las coordenadas filosóficas nada relaciona al fascismo italiano (heredero de la ilustración racional, según el propio Mussolini) como al racismo del Ku Kux Klan (supremacismo biológico) como al nazismo (iluminismo alemán) con el conservadurismo. Nada tiene que ver aquí el mal sintagma “conservadurismo extremo” que compone Elice para desairar a sus adversarios.

Y si de conceptos o filosofía se trata, el conservadurismo de Burke decía que “las instituciones son las únicas entidades que conservan la sabiduría de una sociedad”, amén que “esta asociación participan no sólo los vivos, sino también los que han muerto y los que están por nacer”. Asimismo, pretender señalar que hay un “conservadurismo extremo” que está en contra del progreso, el respeto mutuo, la libertad o la igualdad, es irse de pasada porque toda la tradición conservadora no niega todo lo anterior, a diferencias de los colectivismos de cuño marxistoides. 

Que se intente decir que el “conservador extremo” es un yihadista religioso que ora todo el día y que está en contra del cambio o de la igualdad es simpleza y sofisma. Toda la tradición más genuina del conservadurismo (y lo que puede llamarse filosofía conservadora) se funda en las instituciones y en la duda contra la “razón metafísica” del jacobinismo.

En el Perú existe una larga tradición conservadora, sobre todo en los sectores plebeyos (a través de instituciones populares) que, a diferencia de las élites posmodernas (liberales y socialistas), desafían al establishment en cada elección.

Iván Arenas
10 de enero del 2024

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