Entre los años setenta y noventa

Las exposiciones de los equipos técnicos y políticos de los partidos Fuerza Popular y Perú Libre nos mostraron las dos alternativas entre las que se decidirá el destino de nuestro país. Aunque para algunos esta elección parece debatirse entre regresar a los años setenta o volver a los noventa, lo que no es tan cierto como pretenden decirnos. 

No debe sorprendernos que la década de los noventa esté más fresca en nuestra memoria. El antifujimorismo cuenta con museos, monumentos, tiene un calendario (05/04, sería su fecha central), material filmográfico, bibliografía, colectivos y demás. En contraparte, la época del velascato se ha endulzado, al punto que vuelven a escucharse viejas consignas de ricos contra pobres. 

Octubre de 1968 parece haber quedado en el olvido. No existen agrupaciones teatrales que escenifiquen en la Plaza San Martín al expresidente Fernando Belaunde al ser expulsado de Palacio de Gobierno, ni la toma de los medios de prensa durante el velascato, a pesar de que todo eso también es parte de nuestra historia. Las publicaciones inmediatas tienen el valor y atractivo de lo actual, pero si queremos entender lo que ocurre ahora deberíamos revisar la bibliografía de los últimos cincuenta años.

A quienes tienen este esquema setentas versus noventa yo los invoco a reflexionar antes de emitir su voto. Porque si nos guiamos por la presentación de los equipos técnicos del pasado domingo, a mi parecer, ha quedado demostrado que de un lado persisten las recetas del pasado, peligrosas para las libertades económicas y sociales; mientras que del otro existe la intención de adecuarse al mundo actual, que debe caracterizarse por el respeto a las libertades y la tolerancia. 

Como muchos de ustedes, hubiese preferido una alternativa que ofrezca un punto medio entre la izquierda y la derecha. Como el aprismo, que en 2006 nos demostró que no volvimos a la década de los ochenta, sino que dimos un salto hacia adelante con obra tangible. Eso fue posible porque el aprismo supo entender que el Perú de 2006 no era el mismo de veinte años atrás; como el Perú de 2021 no es el mismo de 1968 ni de 1990. 

Por ello, como estamos entre dos lados de una balanza, a partir del 28 de julio será necesario buscar ese punto medio que permita la gobernabilidad. Debemos recuperar ese espacio, y no volver a la encrucijada de dividirnos entre dos polos. El mismo ser humano en todas sus expresiones debe buscar ese punto de equilibrio. Encontrémonos todos en ese punto medio.