Manuel Bernales Alvarado

Entonces y ahora: donación y corrupción

Un mal cuyas raíces se remontan hasta la época colonial

Entonces y ahora: donación y corrupción
Manuel Bernales Alvarado
25 de junio del 2018

 

Nuevas elecciones con nuevos aportes y donaciones. ¿Más de lo mismo? La palabra donación, muy antigua en lengua castellana y otras romances, deriva del latín, donatio y donationis (http://dle.rae.es120318) y se refiere a la acción y efecto de donar. Y en su sentido legal, a la liberalidad de alguien que transfiere gratuitamente algo que le pertenece. en favor de otra persona que lo acepta. También se refiere a la donación entre vivos que se hace en la cuantía y con las condiciones que exigen las leyes para que tenga efectos en vida del donante.

Pero en el Perú y en el mundo entero real (de los “vivos”), no académico, hay quienes “donan" lo que no es suyo; es decir, dinero y —no pocas veces— bienes y valores que no pertenecen al “donante”, porque se los ha robado al Estado o a particulares. Las noticias nativas e internacionales nos han abrumado con casos que, por ser tantos y cotidianos ya nos han convencido de que para “ganar alguito” o mucho tiene que hacerse eso: dar o recibir algo fuera de la ley y la moral. Esa aceptación es la cultura de la corrupción, por desgracia muy vieja y organizadora de las relaciones privadas y públicas, o al menos factor de mucho peso en ambas.

Para no ir a “capitulaciones” y reglas que vienen desde la Edad Media española, o de las que caracterizan el “sultanismo” como sistema de ganancias o prebendas en un régimen político, ofrezco una perla del siglo XVIII:

Origínase en gran parte el desprecio con que la justicia es tratada en aquellos países, de la extraviada conducta de los que gobiernan, porque si el público observa en ellos un genio ambicioso y amigo de enriquecerse con perjuicio de todos, unas costumbres viciosas que, por ser él quien las había de corregir en los demás, causan mayor escándalo, y una dirección pervertida y abandonada al imperio de sus pasiones y de la parcialidad. ¿Qué mucho será que los particulares hagan poco aprecio, o ninguno, de su autoridad, y que miren la justicia como cosa irrisible e ideal, pero que nunca llega a tener uso en la práctica de la República? Por esto será justo no atribuir toda la culpa a los moradores de aquellos países, sino partirla entre estos y los jueces, como que ellos fomentan y dan aliento a los otros para que se hagan despreciables las órdenes, para que los preceptos no se veneren, y para que aquellos pueblos sean monstruos sin cabeza y sin gobierno». Jorge Juan y Antonio de Ulloa: Noticias secretas de América (Manuscrito de 1749)*.

Estos son antecedentes de donaciones como las electorales que las leyes y reglamentos para contribuciones legales no eliminarán del todo por más perfectas que sean, porque las raíces del mal están en la gente y la cultura. Y por eso mismo, hay que hacer permanentes y continuos esfuerzos para adecentar la vida social.

Los casos de falsas donaciones o los desvergonzados casos de corrupción e impunidad —que se justifican por la naturaleza de la ley de sociedades mercantiles y la no separación efectiva entre lo privado y lo público— deben ser erradicados y no imitados o dejados al olvido.


*
Tomado de La ilusión del buen gobierno. Bernales Alvarado, Manuel Ernesto y Flores García, Víctor, Compiladores, UNESCO - MOST Montevideo, Julio, 2004.

 

Manuel Bernales Alvarado
25 de junio del 2018

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