Jorge Varela
Engendros ideológicos posmodernos
Comunismo liberal: contradicciones y desvaríos

La ciencia social da para todo tipo de análisis y teorizaciones. Por eso surgen nuevas concepciones e ingeniosas asociaciones terminológicas sin mucho contenido ni profundidad, lo que no es impedimento para que sean acogidas con entusiasmo presuroso por quienes no saben distinguir entre lo auténtico, lo originario, lo nuevo, lo absurdo, lo superficial, lo falso, lo contradictorio o lo incoherente. Para qué seguir.
Se escribe y pontifica acerca de ‘capitalismo tardío’, de ‘capitalismo realista’, de ‘socialismo del siglo XXI’, de ‘comunismo libertario’, de ‘comunismo liberal’, etc. Hoy es frecuente encontrarse con conceptos que desdeñan la realidad y conducen a una emboscada de ideas sin sustento. ¿Cuál es la intención?, ¿confundir al neófito?, ¿embaucar al iniciado?, ¿generar caos ideológico? o ¿probar que la ciencia social es creativa y fecunda?
En este sentido sería interesante releer a Heidegger, Wittgenstein y a otros pensadores para escrutar si en sus numerosos escritos se oculta alguna tesis o planteamiento aplicable a esta temática contemporánea convulsiva, que desborda al lenguaje, la lógica y hasta la estética. Otra posibilidad es plegarse sin remilgos al delirio teórico de los progenitores de tanta fantasía y estar dispuesto a fumar diversas variedades de esta marihuana ideológica que altera las conexiones neuronales.
Por ejemplo, ¿qué significa ese engendro terminológico denominado ‘comunismo liberal’?
¿Existe un comunismo liberal?
Quien ha apostado hartas fichas por esta ilusión y asociación inclasificable ha sido el italiano Gianni Vattimo, un comunista confeso de haberse reencontrado tardíamente.
Por su parte, para Slavoj Žižek el ‘comunismo liberal’ no sería otra cosa que una fórmula paradójica de la ideología capitalista existente hoy, antes que la expresión de una modalidad progresista de corrección al capitalismo ortodoxo. El escritor británico Mark Fisher también pensaba algo muy parecido: al adentrarse en las nuevas subjetividades del capitalismo tardío calificó de ‘comunistas liberales’ a hombres como George Soros y Bill Gates –herederos de Mayo del 68–, tratándolos de “rapaces predadores del beneficio económico que, al mismo tiempo, pueden levantar las banderas de la ecología y la responsabilidad social”. “Junto con estas preocupaciones sociales, los comunistas liberales creen que la estructura del trabajo debe (pos)modernizarse, en línea con el concepto de ‘ser astuto’ (being smart)”. Es lo que sostiene Fisher en su libro Realismo capitalista. ¿No hay alternativa?
En la visión de Slavoj Žižek, ‘ser astuto’ significa ser dinámico y nómada, ser contrario a la burocracia centralizada. Significa apostar por el diálogo y la colaboración, y no por la autoridad central; creer en la flexibilidad y no en la rigidez rutinaria; en la cultura y el conocimiento y no en la mera producción industrial; en la interacción espontánea, en la autopoiesis (*) y no en las jerarquías fijas (el ‘nomadismo’, la ‘flexibilidad’ y la ‘espontaneidad’ constituyen rasgos distintivos del posfordismo).
Estamos, pues, ante un gran club dorado de grandes empresarios ‘comunistas liberales’ abrazados estratégicamente a la innovación, quienes además parecieran estar convencidos de que los vicios morales del capitalismo deben ser compensados con obras de caridad compasiva (Michael Bloomberg es otro personaje que conforma el team del ‘capitalismo de estrellas’)
¿Capitalismo realista o realismo capitalista?
Este atractivo ‘capitalismo de estrellas’ signado como ‘capitalismo realista’ es, sin duda, una adecuación estratégica a las condiciones reales existentes. ¿Estamos ante un nuevo e ingenioso atajo del capitalismo imperecedero que tiene nexos con el neoliberalismo o es el neoliberalismo mismo, presente y activo?
El teórico social marxista David Harvey ha definido la ‘neoliberalización’ como “un proyecto político para restablecer las condiciones de la acumulación de capital y restaurar el poder a las élites económicas” (esto último ha ocurrido en los casos de Rusia y China). Según Harvey, los neoliberales han sido más leninistas que los leninistas: supieron concebir y diseminar think tanks destinados a formar la vanguardia intelectual capaz de instaurar el ambiente ideológico para que el ‘realismo capitalista’ floreciera. Actualmente el capitalismo liberal y su sistema político, (la democracia parlamentaria, representativa) aparecen como las únicas soluciones naturales y aceptables. Harvey no se pierde; eso sí, habla de anticapitalismo antes que de antineoliberalismo.
La neoliberalización puede ser interpretada también como “un proyecto utópico con la finalidad de realizar un diseño teórico para la reorganización del capitalismo” (David Harvey, Breve historia del neoliberalismo).
Resulta evidente que el heterodoxo ‘capitalismo realista' se encuentra muy distante de aquella utopía que el marxista Gianni Vattimo describiera como ‘comunismo ideal’ y, por eso mismo, ‘anárquico’, según su personal enfoque antirrealista (una forma de ‘comunismo recobrado’ que no incluiría a la dictadura del proletariado). Un comunismo para el cual, a su juicio, debería inventarse la expresión ‘comunismo liberal’: una tesis de ‘comunismo libertario’ que “no se da sin el nihilismo y el rechazo a la metafísica” (Ecce comu, “Cómo se llega a ser lo que se era”).
Futuro de las utopías
¿Será que se avanza, entre titubeos, hacia una sociedad tecnológica que podría denominarse ‘sociedad turbocapitalista’? El citado Vattimo sostiene que “el comunismo no tiene grandes posibilidades de instaurarse en un futuro previsible”, y agrega que “no parece que pueda hacerse realidad a corto plazo”. Así ha reconocido, al final de Ecce homo, que muchas de las tesis presentadas por él parecen necesariamente bastante abstractas. A confesión de parte...
Quizás lo que sobra son las teorías, las interpretaciones con sesgo y los delirios.
* Para Humberto Maturana y Francisco Varela, autopoiesis es la cualidad de un sistema capaz de reproducirse y mantenerse por sí mismo.
COMENTARIOS