Cesar Gutierrez
Energías renovables: un quinquenio perdido
Discursos para tribuna internacional e inacción nacional
El período 2016-2021 prometía ser muy prolífico en acciones para mitigar el cambio climático (CC) producido por los gases de efecto invernadero (GEI). El incentivo era el Acuerdo de París, suscrito durante la COP 21, realizada en diciembre del 2015. El compromiso es que en el siglo XXI no aumente la temperatura mundial en más de 2 ºC respecto a los niveles preindustriales (1850-1900).
Internacionalmente ha habido dos vertientes: una escasa reducción de GEI y un esfuerzo tecnológico y empresarial para el desarrollo de energías renovables. Lo primero ha dado espacio para protagonismos como el de la joven sueca Greta Thunberg, que el próximo mes de enero cumplirá 18 años. Ella es una activista con capacidad de convocatoria, más que una líder propositiva de temas tangibles. Lo segundo está permitiendo desarrollos rápidos de la electromovilidad, la generación eólica marina y la tecnología del hidrógeno.
Localmente no se avanzó un ápice. Para empezar, en 52 meses ha habido siete relevos en el Ministerio del Ambiente (Minam) y diez en el Ministerio de Energía y Minas (Minem). Es obvio que en esas condiciones no puede haber continuidad en la política de Estado; y lo poco que había ha experimentado retrocesos, como ha ocurrido con la Ley de Promoción de Biocombustibles (Ley 28054) y el Decreto Legislativo de Promoción de la Inversión para la Generación de Electricidad con el Uso de Energías Renovables (DL 1002), que datan de hace 17 y 12 años respectivamente.
Desde que asumió el gobierno la aciaga administración de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no se ha realizado siquiera una subasta de generación con recursos renovables no convencionales (RER). Menos aún ha habido un pronunciamiento sobre el incremento de la participación de este tipo de energía en el consumo nacional, fijado hace 12 años en 5%. En el caso de los biocombustibles, van 11 años de disputas contra las importaciones con dumping y de producciones subsidiadas, que cada día se sofistican más para eludir los derechos antidumping (DA) y derechos compensatorios (DC) impuestos por el supervisor de la libre competencia, Indecopi.
A cambio de hechos, han proliferado los discursos generalistas, como los pronunciados en setiembre del 2018 y del 2019 por el mandatario accesitario Martín Vizcarra en la Asamblea General de las Naciones Unidas. A ellos se ha sumado la prédica de supuesto academicismo, del reemplazo transitorio del accesitario, Francisco Sagasti, en la Cumbre de Acción Climática del 12 del presente mes.
Pero no solo de discursos se ha tratado. También se han aprobado normas legales, como la Ley Marco del Cambio Climático (Ley 30754), en abril del 2018 y su reglamento (DS-013-2019-Minam), en diciembre del año pasado. Al final, en el recuento, un avance nulo.
Los que creemos en las políticas para atenuar el CC y en una de sus herramientas (como lo es la generación RER), tenemos que ser más firmes en las exigencias a la clase política para la toma de decisiones que se traduzcan en hechos tangibles. Las condiciones están dadas. La experiencia nos ha mostrado gran eficiencia en la generación eólica en Marcona, en solar en Moquegua; que ya hay multinacionales que operan en el país y que en otras latitudes hay entusiastas desarrolladores en estas áreas y empresas, que han llegado interesados en invertir en geotermia y la tecnología del hidrógeno verde.
De este interinato gubernamental no podemos esperar nada. Pero a las candidaturas en carrera hagámosle ver la importancia del tema, que combina ambientalismo con grandes inversiones.
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