Cesar Gutierrez
Energía peruana caminando a la boliviana y colombiana
Los problemas generados por no reinvertir en exploración
Los comentaristas económicos y políticos de los medios de comunicación peruanos, a raíz de los problemas de gobernabilidad en Bolivia, han lanzado la alerta de una supuesta migración de ciudadanos altiplánicos por la frontera con Puno. Se hace un símil con la llegada de venezolanos, que empezó a escalar en nuestro país desde fines del año 2016 y que se estima que hoy alcanza a 1.5 millones de personas.
El discurso crítico de los especialistas peruanos se centra en el manejo estatista iniciado en el 2006 por Evo Morales y continuado hasta la actualidad por el mandatario Luis Arce. La reversión de la situación se dará solo con un nuevo gobierno que promueva la inversión, realidad aún lejana.
La dupla Morales-Arce ha dilapidado los recursos obtenidos por la explotación del gas natural (GN), sin reinvertir en exploración, lo que les hubiese permitido reponer las reservas que se han consumido en el propio país y en las exportaciones a Brasil y Argentina. Así han llegado al punto que necesitarán importar en un corto plazo.
No solo Bolivia ha sido materia de señalamientos en nuestro país, también se ha incluido a la Colombia gobernada por Gustavo Petro, donde también han empezado a padecer escasez de GN, viéndose en la necesidad de importar, lo que ha afectado a una sociedad donde la llamada “masificación por red de ductos” ha sido intensa.
Si bien es cierto que Petro ha dificultado por decisión política la exploración y explotación de hidrocarburífera, nada se dice de los gobiernos de derecha que lo antecedieron. En el tema de la reservas respecto a la producción, siempre transitaron sobre la cornisa, con un horizonte de muy corto plazo, de tal manera que una mínima restricción en la actividad, los llevaba a la situación de escasez que hoy padecen.
Los modelos bolivianos y colombianos han sido propagandizados como ejemplos en Perú. El boliviano fue alentado por partidarios de la izquierda peruana. Al ingreso de Pedro Castillo al poder se intentó implementarlo como política de Estado. En el caso colombiano, sus principales apologistas han sido las empresas provenientes de ese país, caso Grupo Energía de Bogotá y Promigas, que tienen la más grande concentración geográfica de distribución en nuestro país.
En la propagandización del modelo del país cafetero ha habido mucha mayor agresividad en el discurso y con una gran influencia en el gobierno, tanto a nivel del Ejecutivo como en el Legislativo. Se nos han presentado como catequistas de la masificación, pero con fondos del Estado, sin reparar si la caja fiscal está en condiciones, si hay reservas de GN o no; sino lo hicieron en su país, menos lo harán aquí.
Lo que se escamotea localmente es que vamos en el mismo camino de los dos países citados, pero con el agravante que es bajo un modelo privado, en un Estado sometido a sus dictados.
Para no caer en la generalidad, vamos enumerando nuestros problemas, que involucran a: las reservas de GN y líquidos de gas natural (LGN) y a la producción de electricidad. En ambos casos, estamos en serios problemas, pero los intereses de grupos empresariales son los que no han llevado a una calamitosa situación, de la que el ciudadano de a pie se percatará cuando estalle el problema. Y será en muy corto plazo.
El contexto es la gran relación de dependencia existente entre GN y producción de electricidad. Desde el 2016 se predicó la excedencia de oferta de electricidad, siempre se habló en términos de capacidad instalada y no de producción, menos se mencionó que una parte importante de la capacidad, cerca del 27%, estaba preparada para operar con el costoso petróleo diésel 2.
En el 2013 fue necesario recurrir a la producción de elevado precio por un declive severo de la hidrología, el sobreprecio que llegó a cerca cinco veces del valor normal, lo sufrieron los consumidores del mercado libre (demandantes de más de 200 KW). Actualmente, de manera oficial se prevé que el próximo año aún con hidrología normal, hacia el mes de agosto los consumidores del mercado libre tendrán precios 73% por encima de los actuales.
Los grupos empresariales que operan con combustibles fósiles rentarán el próximo año con el precio alto de la energía, de allí su gran oposición al ingreso de generación con renovables.
Pero no solo eso, el problema es más complejo, las reservas de GN para el mercado local a precio regulado, solo tienen para 18 años más. Y en esas condiciones no habrá inversión en termoeléctricas, y las reservas para exportación solo tienen horizonte hasta el 2031.
Vamos camino directo a los problemas que tienen Bolivia y Colombiana en el sector energético. Así que antes de mirarlos por encima del hombro preocupémonos por nuestra complicada realidad.
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