Juan Carlos Valdivia

En rescate de nuestra democracia

En rescate de nuestra democracia
Juan Carlos Valdivia
26 de enero del 2015

Las peligrosas maneras autoritarias de Ollanta Humala

El caso Watergate, que destapó el espionaje que se hacía desde el gobierno al opositor partido demócrata, terminó con la renuncia del entonces presidente Richard Nixon, al demostrarse que éste había mentido, tratando de ocultar su relación con la operación. De un caso de espionaje se pasó al señalamiento de la responsabilidad presidencial.

Ollanta Humala debiera recordar esto cada vez que niega la existencia del espionaje a la oposición que se viene haciendo desde instancias del Estado. Fueron sin duda empleados de Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) quienes venían espiando a la vicepresidenta Marisol Espinoza. Y los documentos presentados ayer por el programa Sin Peros en la Lengua demuestran que también el presidente Alan García venía siendo materia de espionaje, incluso de sus comunicaciones. A estos casos hay que sumar los denunciados por la revista Correo Semanal y el diario Correo respecto a Jorge del Castillo y a las congresistas Cecilia Tait y Natali Condori.

La democracia, así como exige un equilibrio de poderes, también requiere un respeto a la oposición, como parte del balance necesario para el control del poder. Por ello en toda Constitución democrática se establece condiciones mínimas para la existencia y funcionamiento de la oposición. Entonces cuando desde el Estado -rompiendo el principio de neutralidad que todo funcionario estatal debe respetar- se comienza a actuar con el fin de atacar a la oposición, se quiebra una regla elemental de la arquitectura democrática.

Se busca, usando recursos estatales, cuestionar y perseguir a la oposición, para dejarle las manos libres al gobierno y así éste pueda actuar sin control. Y un gobierno sin controles no es una democracia.

Es llamativa la coincidencia de que un ministro popular embate contra la prensa independiente, buscando desprestigiarla, y que en paralelo se descubran operaciones de espionaje a la oposición. Y desde el gobierno se busca culpables en todos lados, tanto así que el presidente Humala ha llegado a deslizar que se trata de operativos llevados adelante por empresas privadas. Durante el gobierno aprista, cuando se difundieron los llamados “petroaudios”, desde el Estado se impulsó un operativo que dio con los responsables que desde empresas privadas habían realizado el espionaje. ¿Hemos conocido alguna orden en sentido similar dada por Ollanta Humala? ¿El locuaz ministro del Interior ha estado buscando a los responsables?

Debemos preguntarnos entonces por las razones que empujan a Ollanta Humala a avalar estas acciones contra la oposición y contra la prensa libre. Es decir ¿con qué fines Ollanta Humala no quiere controles? ¿Es solo un estilo autoritario? ¿Hay un proyecto político detrás que busca prolongarse en el tiempo? ¿O es tan solo para que no se descubra la corrupción?

Cualquiera que fuese la razón, lo cierto es Humala está mostrando maneras autoritarias que constituyen un riesgo para nuestra democracia. Y lo está haciendo porque no ha existido desde el parlamento el control suficiente a una serie de decisiones y acciones del gobierno, comenzando por la irregular participación de la señora Heredia en la toma de decisiones del Estado. Veremos si la oposición logra despertar, salir del estado de letargo en el que se ha encontrado y comienza a trabajar en rescate de nuestra democracia.

 

Por Juan Carlos Valdivia
(26 - Ene - 2015)

Juan Carlos Valdivia
26 de enero del 2015

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