Juan Carlos Llosa

En honor al vencedor del primer ataque foquista* al Perú

El general Julio Humberto Luna Ferreccio (1909-1987)

En honor al vencedor del primer ataque foquista* al Perú
Juan Carlos Llosa
21 de junio del 2020


Ni los difíciles días que no toca vivir, por la pandemia del coronavirus, son motivo suficiente para una insania que parece ya hacerse costumbre, y que se siga alimentando a fieras de otros tiempos. Pocos jóvenes tal vez sepan que, como en los años ochenta y noventa, el país tuvo que enfrentar en 1965 una serie de movimientos subversivos que, de acuerdo a la moda de la época, tomaron de la guerra de Independencia española el nombre y la forma de lo que en la teoría militar se conoce como
guerrilla. En el Perú, como en otros lugares de Latinoamérica, esa denominación se empleó no para expulsar del territorio a un invasor despiadado, como sucedió en España entre 1808 y 1814, sino para intentar desgarrar la propia entraña de la patria con feroces jacobinismos de tantas veces probado fracaso. 

Aquellos alucinados castro-guevaristas, a los que muchas veces se les ha querido ataviar de un impostado romanticismo por su fachas y su falsas aureolas, desafortunadamente con no poco éxito, tiñeron de sangre las tierras del Cusco hace más de medio siglo. El Estado peruano reaccionó bajo el liderazgo del presidente Fernando Belaunde (a quien falsa e injustamente se le ha atribuido una muy repetida frase sobre abigeos) y de uno de sus colaboradores más destacados, el general de División Julio Humberto Luna Ferreccio, ministro de Guerra entre 1963 y 1965. Por aquella gesta, la actuación del Ejército del Perú quedó registrada para la posteridad en el texto Las guerrillas en el Perú y su represión, publicado por el Ministerio de Guerra en 1966, siendo ya ministro otro distinguido oficial, el general de división José Italo Arbulú Samamé. 

Y ya que hay tiempo y soltura para aplaudir a un intrascendente criminal trotskista y a un vate desorbitado y seguramente a otros más de su caterva, también es justo rememorar a los responsables de acabar, por el bien del país, con las desenfrenadas utopías que pretendieron imponerse a costa de la vida del prójimo. Pero no pudieron hacerlo gracias a que se les opusieron líderes resueltos; como Julio Humberto Luna Ferreccio, patriota, soldado cabal y exitoso conductor político del Ejército y gestor estratégico de la respuesta militar contra los que intentaron vanamente instalar un régimen totalitario en el Perú, como también pretendían estérilmente años después los reos Guzmán y Polay. Matices más, matices menos. 

Aquellas guerrillas se dieron luego de los asesinatos de La Cabaña en Cuba, y casi al mismo tiempo que el rompimiento entre Moscú y Pekín, hecho que produjo en los siguientes años múltiples escisiones entre los comunistas locales. 

El general Julio Humberto Luna Ferreccio (1909-1987) artillero y veterano de la guerra con el Ecuador de 1941, fue un profesional muy apreciado en su institución de la que llegó a ser su Jefe de Estado Mayor General y Comandante General, y finalmente ministro de Guerra. Ejerciendo este último cargo tuvo la oportunidad de ser anfitrión del presidente Charles De Gaulle, el fundador de la Quinta República francesa, durante la visita que el célebre estadista galo le hizo al Perú en 1964. 

A propósito de la fecunda relación en lo militar que nuestro país mantuvo con Francia desde fines del siglo XIX, De Gaulle conoció la Escuela Militar de Chorrillos, donde miembros de la misión francesa, como Paul Clement o Edouard Dogny de Lusan, contribuyeron en su época a formar a los futuros oficiales del Ejército y a la preparación de los jóvenes líderes de mando medio para alcanzar los más altos escalones de la carrera militar.

Años atrás, siendo coronel, Luna Ferreccio fue convocado por el presidente Odría para desarrollar un programa para modernizar, el Ejército dada su visión estratégica y amplios conocimientos sobre su institución. Poco después, en febrero de 1956, el joven general de 46 años, recién ascendido, fue enviado a Loreto por el presidente Manuel A. Odría para develar una rebelión estallada en Iquitos y que encabezó el general Marcial Merino. Luna Ferreccio cumplió a cabalidad la misión, con firmeza y con la decisión de emplear la fuerza para llevar al orden a los insurrectos, lo que por fortuna no fue necesario. 

En efecto, don Julio Humberto fue siempre muy dado al campo académico, al que legó, entre otros aportes, la creación de una revista profesional sobre el arma de artillería. Por esas dotes, el alto mando lo destina a la Escuela Superior de Guerra (1957-1958). Bajo su dirección se reorganiza la hoy Escuela de postrado ESGE, en cuyos programas académicos incluyó por primera vez viajes de exploración y estudio a la Amazonia. El general Luna Ferreccio reunió en la planta de oficiales, para su gestión al frente de la ESGE, a destacadísimas figuras del Ejército del Perú y también a un notable oficial de Marina, a quien en su momento le tocó tomar una decisión de orden ofensivo que demandó mucha resolución y valor. De alguna manera la presencia en la planta de la ESGE de un marino significaba un embrionario accionar conjunto en lo académico, precisamente en el año en que se creó el Comando Conjunto de la Fuerza Armada (1957), como así se llamó inicialmente aquella institución. Fueron aquellas figuras José del Carmen Cabrejo, Edgardo Mercado Jarrin, Guillermo Arbulú, Otto Eléspuru, Pedro Richter Prada y el más tarde contralmirante Jesús Polar Valdivia, entre otros.

En consecuencia con esa trayectoria, el general Julio H. Luna Ferreccio fue designado Director General de Instrucción. También se desempeñó como Director de Sanidad y Comandante General de la Quinta Región Militar con sede en Iquitos, siendo ambas áreas de gestión institucional tan relacionadas a la actual lucha contra la pandemia que azota al país y al mundo. 

Como Comandante General del EP, fue crucial su actuación ante el intento del general de división don Ricardo Pérez Godoy de quebrar el acuerdo de la Junta Militar de Gobierno de 1962 para convocar elecciones en 1963, para así mantenerse en el poder. Con mucha resolución y acompañado de los Comandantes Generales de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea, se presentó en Palacio de Gobierno para conminar al general Pérez Godoy a que dejase la presidencia de la Junta. Después de cierta fricción, Pérez Godoy finalmente honró su palabra, y se retiró de la Casa de Pizarro permitiendo así que tuviera lugar el relevo institucional natural para que asumiera la presidencia de la Junta el Ministro de Guerra y presidente, el general de división don Nicolás Lindley López, así como que se realicen en la fecha acordada, las elecciones generales, cumpliéndose con ello el compromiso asumido con el país por la Junta Militar de Gobierno.

Don Julio Humberto formó parte de una familia de destacados militares, muy prestigiosa y sui géneris porque quienes de ella vistieron uniforme, llegaron a ejercer los cargos más elevados de la jerarquía militar en sus instituciones. En efecto, su hermano mayor Antonio, general de división, fue también Ministro de Guerra siendo coronel, y luego Comandante General del EP, mientras que su hermano Jorge, vicealmirante, fue Comandante General y Ministro de Marina, quien renunció a su cargo el nefasto 3 de octubre de 1968. 

Pese a su firme oposición al régimen velasquista como ferviente belaundista, don Julio Humberto jamás fue importunado por sus agentes ideológicos, debido al respeto que suscitaba la sola mención de su nombre en el Ejército, como si sucedió con otros ilustres líderes militares como el vicealmirante Roque Saldías. 

Nuevamente en el poder en 1980, el siempre recordado don Fernando Belaunde Terry lo convocó por su prestigio y lealtad para seguir sirviendo a su patria, así como también al vicealmirante Mario Castro de Mendoza y el teniente general FAP José Gagliardi entre otras figuras destacada de las FFAA y también fieles colaboradores suyos en su interrumpido y cuestionado primer gobierno. 

Don Julio Humberto fue un hombre de carácter y gracias a su concurso se debe que haya tenido lugar el primer funeral del foquismo en nuestro país para honra del Ejército del Perú y para orgullo imperecedero de sus nietos y bisnietos. Un orgullo que más tarde también sentirán estoy seguro, los pequeños que ahora solo contemplan de cuando en cuando, entre curiosos y asombrados, el imponente retrato de su ilustre bisabuelo que la abuela Neneca conserva con admirable devoción. 

Honor a la memoria del general de división Julio Humberto Luna Ferreccio, patriota y soldado valeroso, que venció el primer intento de usurpación totalitaria en el Perú, en aras de un mejor futuro para sus compatriotas. 

*El foquismo es una variante de la guerra revolucionaria comunista que tuvo éxito en la revolución cubana de 1959 y que fue llevada a la acción militar por el guerrillero y asesino totalitario Ernesto “Che” Guevara, que consistía en la proliferación de la revolución mediante focos o núcleos de combate de la guerrilla en el campo, es decir focos aislados que se van encendido y que al final logran alumbrar todo el territorio lo que no es otra cosa que la victoria de la revolución. Esta estrategia fue teorizada por el filósofo marxista francés Régis Debray, cómplice de Castro y de Guevara.

Juan Carlos Llosa
21 de junio del 2020

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