Juan Sheput
En el país de las paradojas
Los necesarios cambios en el Ministerio del Interior

El país anda sumergido en una serie de disputas de intereses y situaciones paradójicas que no pueden ser subestimadas. En su etimología la palabra paradoja viene del griego paradoxa, de para: contra y doxo: opinión, contrario al sentido común o contrario a la opinión común. Esta última me gusta más pues significa que se hace algo contrario a lo que opina la mayoría de la gente tal como sucede en la actualidad. Es una paradoja que un abogado de acusados por graves delitos llegue a ser ministro del interior. Va en contra de la opinión común. Es una paradoja que la bancada que mas “mochasueldos” tiene per capita o que está involucrada en una investigación por una posible red de prostitución en el Congreso (con una señorita asesinada tras una ráfaga de 62 balazos) pretenda reestructurar o reformar a la institución que la investiga, es decir la Fiscalía. Es una paradoja que no sólo va en contra de la opinión común sino del sentido común.
Lo lamentable es que aceptamos estos hechos sin cuestionamientos, lo cual contribuye a la normalización de una situación que merece el más amplio repudio. No es posible que se difunda una noticia sobre la reestructuración de la Fiscalía sin que se señale que los investigables pretenden ser los reformadores. Esa situación ofende a la moral y a la inteligencia. Si Hannibal Lecter es nombrado en el Perú director de un albergue psiquiátrico de jovencitos sería aceptado como algo normal. Si alguien se opone sería llamado ridículamente “caviar” por atreverse a negarle al eminente psiquiatra la oportunidad de trabajar.
Un lugar común en estos días es el que señala que debemos continuar con el ministro Santivañez porque un cambio no significará nada. Lo desconcertante aquí es que lo dicen no solo políticos sino empresarios al frente de gremios empresariales. Con Santivañez existe la certeza que todo seguirá de mal en peor con el costo en vidas humanas y económicos fruto de su incompetencia. Un cambio de titular en el sector, traería otra perspectiva, esperanza y estoy seguro daría otra moral a la policía. Pero no es así. El capricho de Dina Boluarte de mantener a un funcionario incompetente es apoyado por las principales bancadas del Congreso. Eso no es paradójico: es deterioro moral.
En la película Un tranvía llamado deseo, una maravillosa Vivien Leigh, interpretando a una mujer anclada en el pasado, Blanche DuBois, dice que se debe confiar en la amabilidad y buena fe de los desconocidos. Esta frase podría aplicarse a un Juan José Santivañez al juramentar en el cargo. Sin embargo, casi un año después, no solo ha dejado de ser un desconocido sino que no hay dudas respecto a su evidente incapacidad. La seguridad del país exige cambios.
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