Empresas y socialismo

“La sociedad que pone la igualdad por encima de la libertad acabará sin igualdad ni libertad” (M. Friedman).

El debate entre capitalismo y socialismo ha sido central en la teoría económica desde fines del siglo XIV hasta el presente año, 2025. Sin embargo, el análisis comparativo de ambos postulados económicos revela falencias estructurales en la propuesta socialista. Tomando como base esta premisa, y a partir de dos obras fundamentales —El Capital de Karl Marx y El misterio del capital de Hernando de Soto— argumentaré brevemente como la supresión de la propiedad privada y la planificación centralizada generan desincentivos que debilitan la productividad y la innovación.

En primer lugar, Marx, con su obra El Capital, ofrece una descripción minuciosa del proceso de acumulación y de las contradicciones inherentes al capitalismo. Si bien su análisis expone las crisis periódicas y las desigualdades evidentes del sistema, la propuesta de abolir la propiedad privada ha sido interpretada y aplicada en regímenes socialistas que, en la práctica, han evidenciado serios problemas de eficiencia, incluso más desastrosos que el capitalismo. Así, la eliminación de la propiedad privada, al suprimir el estímulo que impulsa la acumulación de capital y la innovación, se convierte en un factor determinante del estancamiento económico y de la falta de incentivos para la mejora continua en las empresas, y es que si no hay competencia en los procesos, no hay innovación.

En paralelo, los problemas teóricos del socialismo ahondan en las dificultades asociadas a la planificación centralizada. Diversos expertos evidencian que la ausencia de un mecanismo de cálculo de precios basado en la interacción real entre oferta y demanda impide asignar eficientemente los recursos. Esta ineficiencia se traduce en una merma de la productividad y en una disminución de la capacidad innovadora de las empresas, ya que la eliminación del incentivo económico desmotiva tanto a gestores como a trabajadores. Conforme a esta proposición, se puede afirmar lo siguiente: La economía planificada propuesta por el socialismo no busca maximizar beneficios, por lo que los trabajadores no obtienen recompensas. Asimismo, la experiencia histórica de las economías planificadas nos ha demostrado que, sin señales de mercado que orienten la producción, se generan distorsiones que afectan el crecimiento económico .

Por otro lado, El misterio del capital enfatiza la importancia de un sistema jurídico robusto que garantice la propiedad formal.  En esta obra, Hernando de Soto argumenta que el capital sólo puede ser productivamente utilizado si sus activos se encuentran formalmente reconocidos y protegidos, lo cual permite su circulación y multiplicación. En un entorno socialista, donde la propiedad privada es nula o casi nula, se pierde ese mecanismo esencial que transforma activos en capital circulante. Así, la falta de derechos de propiedad claros impide no únicamente la generación de riqueza, sino también la integración de los activos en el mercado global, lo que estanca sustancialmente el potencial de crecimiento económico de una empresa.

En suma, la crítica a la teoría económica socialista se fundamenta en la observación de que la supresión de la propiedad privada y la ineficacia de la planificación centralizada generan una serie de desequilibrios que afectan la productividad y la innovación dentro de los agentes que circulan la economía en un país, entre ellos las empresas. El análisis crítico al marxismo, junto con la evaluación de los problemas teóricos del socialismo y la exposición de la relevancia del derecho de propiedad para el desarrollo del capital, reafirman que un sistema basado en la libre empresa y el respeto a la propiedad privada es crucial para el progreso económico. Este enfoque, al incentivar la inversión, eficiencia, competitividad y la creatividad, se revela como el modelo idóneo para fomentar el crecimiento y la prosperidad en entornos cada vez más dinámicos e innovadores.