Manuel Bernales Alvarado

Elecciones en EE.UU. ¿Más odios que amores?

Ganará quien logre más votos del Colegio Electoral

Elecciones en EE.UU. ¿Más odios que amores?
Manuel Bernales Alvarado
29 de octubre del 2020


Los medios de comunicación y las llamadas redes sociales (de alcance mundial, regional y nacional) se ocupan cada vez más de las elecciones del próximo 3 de noviembre, en las que triunfará Trump o Biden. Salvo ocurrencia improbable, no imposible, de la que nadie ha expuesto y que está en la ley: si ninguno alcanza la mayoría de votos requeridos, la Cámara de Representantes (diputados en otras denominaciones), elige al Presidente y el Senado al Vicepresidente. Norma típica de la arquitectura constitucional federal, cuyas Enmiendas son fruto de un complejo proceso político y legal para introducir modificaciones exigidas por importantes cambios en la sociedad estadounidense y el entorno mundial.

Estando en Nicaragua en 1984, leí un artículo de Henry Faerlie, destacado periodista conocedor de la sicología de los estadounidenses y de su sistema político, publicado en Selecciones en español en julio de dicho año. Con permiso de los académicos, voy a citarlo en vez de recurrir al profesor Dahl u otros politólogos que al parecer no se estudian como parte de los clásicos modernos o contemporáneos: “El Conde de Halifax, embajador de Inglaterra en los Estados Unidos durante los años cuarenta de este siglo, encaraba un problema: no entendía el sistema político estadounidense”. El columnista norteamericano de asuntos políticos Walter Lipmann recuerda al respecto: “Cada vez que había elecciones, era necesario que le explicaran todo el procedimiento, una y otra vez”. En esta ocasión tocaré algunos asuntos que se puede ver in extenso desde www.usa.gov hasta www.granma.cub, pasando por grandes medios estadounidenses, europeos y asiáticos de TV, FB y publicaciones electrónicas como BBC, DW, CCTV, Sputnik, para no guiarse solo por el odio o el amor propios o ajenos y no confundir deseos con realidad.

Ganará quien logre 270 votos o más de los 538 electores del Colegio Electoral, no quien haya obtenido más votos en general; porque hay Estados que tienen más electores y “pendulares” que también pueden decidir el resultado, como ha ocurrido cuando Trump se impuso a Hillary Clinton. Desde abril las encuestas, muy diversas, expresión de la cuantofrenia a la que se refería Sorokin, uno de los grandes clásicos de la sociología estadounidense del siglo XX, mostraban a Biden delante del actual presidente; eso fue creciendo y en los últimos días no pocas encuestas muestran una recuperación del republicano; el historiador Allan Lichtman pronóstico que Trump perdería y muchos hicieron fiesta, otros lo ningunearon; no ha faltado información que, examinando varias fuentes, ha señalado que Trump estaba adelante por dos puntos. Lo evidente es que hay encuestadoras que se inclinan por uno u otro candidato; también ocurre cuando se trata de las internas de cada gran partido. Las empresas que hacen estas investigaciones, en su mayoría, mostraron que Trump se condujo mejor en la segunda; pero el balance de ambas seguía en favor de Biden aunque no por mucho. La pandemia y la respuesta presidencial a la misma, mezclada con sus discursos y decisiones de política exterior, no mellaron el entusiasmo de sus seguidores a juzgar por las manifestaciones públicas y el bombardeo mediante las redes, mayor que el de Biden. Sin embargo, es evidente que una parte importante del electorado –que vota si quiere votar, pues no está obligado– se manifiesta en contra del actual mandatario más que en favor del programa de Biden. 

La división de la sociedad es clara e innegable. Hay familias de diversas etnias estadounidenses que también están divididas, más de hispanos y negros, así se les llama allá, que de blancos. 

Trump insiste en presentarse como antipolítico, porque muchas personas en todo el país rechazan a la clase política, pero no tienen una nueva. Sobre todo se presenta como un patriota que no ha hecho guerras, sino que está propiciando la paz mundial y poniéndose firme frente a toda amenaza, principalmente de la República Popular China, a la vez que presiona para que sus aliados, como la OTAN, paguen más por su seguridad. Pero Europa se halla en dificultades y depende claramente del petróleo y gas de Rusia, que también tiene importantes acuerdos económicos y políticos con China, cuya multimodal Ruta de la Seda cruza Eurasia, llega al África y está cambiando el balance de poder en Asia-Pacífico. Hay que decir que las industrias militares de todas las potencias mundiales y regionales han seguido creciendo a pesar de la pandemia. Solo un acuerdo mundial de restricción a la posesión de armas nucleares ha logrado más ratificaciones para entrar en vigencia; pero según conocedores de varias redes dedicadas a seguridad y política internacional, habrá quienes no lo acaten. 

El discurso de Biden resalta las fallas y excesos del actual mandatario tanto en política exterior, retiro de acuerdo climático y otros, como en lo doméstico, desde su muro y política dura contra inmigrantes (incluso menores separados de sus padres), hasta sus pronunciamientos y gestión ante la pandemia en que Estados Unidos ocupa el primer peor lugar de afectados en el mundo. En esencia, el mensaje demócrata reitera el programa partidario de los períodos Clinton y Obama, lo que no será fácil reimplantar introduciendo ajustes planteados. La economía está mal luego de un incremento de empleos y facilidades impositivas para los más poderosos. Pero hoy, 29 octubre, los medios internacionales destacan que la economía ha repuntado 33 puntos en el trimestre con efectos positivos de subsidios al consumo. Hay graves urgencias de salud y la prometida vacuna no tiene fecha para ser realidad. La seguridad ciudadana está afectada por violencia policial, nada nuevo en sociedad marcada por el racismo y la discriminación con activo supremacismo blanco, desmanes y violencia callejera como respuesta. Los demócratas reiteran una posición en favor de un multilateralismo como se practicó con Obama y por ende acciones no letales frente a regímenes antagónicos como el de Venezuela, aunque sus medios como el Grupo de Lima nunca tuvo efectividad y perdió peso y presencia. Hubo (¿y hay?) votantes hispanos y negros en favor de los demócratas que ha tenido notables excepciones y que hoy son disputados especialmente en Estados decisivos particularmente en Florida. Es claro que los demócratas y otros no partidarizados que apoyan a Biden están en favor de enmiendas internas, caso del sistema de salud y la progresiva nacionalización de inmigrantes, e internacionales como el mejoramiento (no el progresivo desmontaje) del sistema internacional creado desde 1945.

En el Perú, no faltaba más, hay grupos hiperideologizados y polarizados: unos llegan a afirmar que la civilización occidental y cristiana, la libertad y la democracia tienen sus días contados si gana Biden y los millones de “socialistas” o ingenuos que votarán por el demócrata contribuyen al suicidio de la democracia. Otros, en su extremo desean que gane Biden porque así se derrota al “trumpfascismo” y pueden abrirse nuevos y mejores espacios para regímenes nacional-populares o socialistas, aunque no se suscribe que sean como el cubano. 

Al término de su mandato presidencial, Ike, Eisenhower, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de las Naciones Aliadas contra el nazismo, el fascismo y el militarismo genocida japonés, dijo que el “complejo militar industrial” fruto de la movilización y producción de guerra se había convertido en una clara amenaza a la democracia. Es improbable, pienso que imposible, que Biden vaya a mermar el impulso financiero industrial y científico técnico que demanda el poder militar estadounidense, máxime cuando China y Rusia van creciendo en aire, mar y tierra. Estados Unidos tiene centenares de bases militares en todo el globo terrestre. Es probable que si gana Trump su política va a acentuarse. Con ambos hay que esperar una presencia más efectiva en América Latina y el Caribe por causa de cambios económicos, inversiones chinas, aunque tienen socios japoneses, aliados de los Estados Unidos, sociales, culturales e ideológicos, ambientales, Amazonía, donde hay bases militares estadounidenses, y políticos: resultados de elecciones y permanencia de Estados como Cuba, ¡desde 1959! amén de cambios en Chile, donde desde el centro derecha hasta las izquierdas han votado por una nueva constitución, para algunos gurúes antisistema vara mágica que les llevará al socialismo, para otros un desafío de gestión política que incluye a menoscabados partidos en un proceso abierto y complejo.

La política exterior de los Estados Unidos, repite un diplomático, como toda política exterior, no tiene amigos sino intereses. Y añado: y objetivos nacionales formulados e interpretados por las elites del poder y pensadores influyentes, que han logrado sean interiorizados por la mayoría de la población; solo así, la autoridad del Estado puede ser bien ejercida con participación, legitimidad, legalidad y efectividad.

Manuel Bernales Alvarado
29 de octubre del 2020

NOTICIAS RELACIONADAS >

La guerra política, de comunicaciones, también mata

Columnas

La guerra política, de comunicaciones, también mata

Las guerras se han realizado en campos o dominios que se han sistemati...

13 de marzo
Apunta a Ucrania, dispara al entorno

Columnas

Apunta a Ucrania, dispara al entorno

Ahora llaman “guerra híbrida” a la variación...

07 de marzo
¡Quiero a mi patria limpia!

Columnas

¡Quiero a mi patria limpia!

Uno de los más graves daños o el peor, de los año...

14 de julio

COMENTARIOS